Page 223 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 10



               si les enseñaron a leer. Se fueron con viento fresco, pero insistieron
               nuevamente, clamando como pordioseros para que les regrese el 25
               por ciento. “Son tontos o se hacen. No voy a devolver ni un centavo
               partido por la mitad, basado en lo que reza el contrato. Agradezcan que
               no les sigo juicio para reclamar los haberes de todo el año por despido
               intempestivo”, les estampé y no tuvieron cara para regresar nunca más.


               Jamás esperé cerrar así mi vinculación con Nacional. Fue de la peor
               manera. Me sentí maltratado por esa directiva. Cuando me pasó el
               coraje, dije, no puedo englobar al club por la culpa de un grupo de
               despistados, que aceptaron una función tan delicada y noble, como es
               la de los dirigentes. Recordé y evalué que en el balance de mi larga
               estancia, a Nacional le di todo y me dio todo. Esa camiseta es parte de
               mi piel. En esa historia grande y triunfal de los ‘Puros criollos’ me gané
               un lugar especial. Con trabajo y con honor. La hinchada me lo hace
               saber, cuando camino por las calles de Quito y del país, regalándome
               afecto, consideración y reconocimiento.

               COnSEJERO pROvinCiAL y TéCniCO
               A LA vEz: EL GRAn ERROR dE Mi vidA

               El año 1994 incursioné en la política al ganar un escaño como Consejero
               Provincial de Pichincha, terciando en las elecciones en representación
               del Partido Social Cristiano, por una gentil invitación de Jaime Nebot,
               un amigo al que aprecio de verdad.

               La respuesta de la gente en las urnas fue formidable, gané con una
               votación abrumadora. Me precio de ser el Consejero que más obras
               promovió en ese período. Respondí con responsabilidad a la misión
               que me entregó la ciudadanía de mi provincia.

               Estando en plenas funciones en mi nueva actividad, en mi primera y
               única aparición en la arena política, apareció la propuesta del arquitecto
               Mario Zambrano, que era presidente de LDU.

               Mario, un gran amigo desde los tiempos de jugador, me tentó y acepté,
               aún a sabiendas que un hombre como yo, identificado a muerte con

                                                Memorias de un triunfador  223
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