Page 246 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
El primer medio que me condecoró como profesional del balompié
fue Radio Atahualpa. Fue un presagio de la lluvia de galardones que
llegarían después. De todas las esferas y de todos los rincones. Desde
el Real Manabí, el equipo de los años de infancia en el que encubé
los sueños de goleador y también el diploma que al pasar de los años
recibí en el Colegio Nacional Mejía, en el que me hice hombre, que me
reconoció como un exalumno de vida profesional sobresaliente.
Pero la más importante que he recibido en mi vida es la que me
entregó la Confederación Sudamericana de Fútbol, que me nominó
entre los 10 valores más destacados de América del Sur en el 2012. El
momento cuando la Conmebol oficializó la condecoración, la verdad
me trastorné. Un asunto así no se digiere fácil, me aumentaron las
palpitaciones, sentí que caminaba en el aire por la emoción.
Fue la frutilla del pastel para reconocer una carrera de 44 años
entregada al fútbol con profundo amor. Y buena parte de este halago
se lo debo a la prensa nacional que guió mi camino, que propagó mis
logros, que me envolvió en la preferencia del gran público. Tengo un
deber de honor con el periodismo de mi país. Me tocaron el corazón y
mis fibras más recónditas.
Las vitrinas en su quinta de Yaruquí están pobladas de trofeos, medallas y souvenirs
recordatorios de sus 44 años en el fútbol. Es la zona de sus más grandes afectos.
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