Page 314 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
Soy una persona grata y sensible y esa era una magnífica ocasión
para retribuirles a todos aquellos que tuvieron que ver con mi vida
futbolística. Fue emocionante reunir a tantos amigos, con Luis
Chiriboga a la cabeza. Y dijeron presente, prestantes exdirigentes de
Nacional, de Deportivo Quito y de Técnico Universitario, reflejando
que la amistad fue más allá de mi función laboral.
Me emocionó la intervención de Lucho Chiriboga, que tomó la
palabra y habló como los caballeros lo saben hacer. Señaló que de esos
44 años, él compartió muchísimos conmigo. Relató que se convirtió
en hincha del Deportivo Quito, cuando Modesto Salinas jugaba en el
club y repitió de memoria una de las formidables alineaciones de esos
años apasionantes. Y citó mi nombre, poniéndole énfasis al apellido.
Extrañé la presencia de Carlos Coello Martínez, trabajé con él en cuatro
selecciones. Sentí su confianza y compartimos grandes momentos.
Igual sentí la ausencia de Jaime Bowen, porque fue testigo del amor y el
compromiso que puse para dirigir al Aucas. Aquel inolvidable sábado
23 de febrero de 2013, en el que celebraba también mis 79 años de
vida, recordé mirando junto a los dirigentes los collages fotográficos y
los archivos que guardo en Yaruquí, varios pasajes de mi trayectoria y
también a varios compañeros que me ayudaron a construir mi carrera
con su concurso en la cancha.
Se quedaron impresionados, por-
que es un auténtico museo, según
su propia calificación. Me pidie-
ron que comparta con las nuevas
generaciones, porque es un ejem-
plo para la juventud. Dicen que
es una muestra que refleja, que
el fútbol es una actividad renta-
ble y una profesión digna, si se
le dedica todo el tiempo con res-
ponsabilidad. Lo estoy pensando
en serio, porque mi intención es
invitar a los escolares, a los niños
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