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RASSINIER : La mentira de Ulises



                       guardado en caja por la H-Führung que lo distribuye en general el sábado por la noche en la
                       plaza de la Arbeitsstatistik, pero procediendo de tal manera, organizando tales alborotos que
                       manifestar la pretensión de cobrarlo equivaldría a presentar la candidatura para el crematorio.
                       Pocos son ]os temerarios que se presentan. Los Kapos, jefes de bloque y Lagerschutz  se
                       dividen entre ellos lo que ya no tienen que repartir. También se distribuyen cigarrillos – oce
                       cada diez días – mediante el pago de 80 pfennigs. No se tiene dinero para pagarlos y los jefes
                       de bloque encargados del reparto exigen de los que lo tienen tales virtudes de higiene y
                       comportamiento que resulta casi imposible entrar en posesión de la ración. En fin, se
                       distribuye también cerveza: en principio para todos, pero también aquí hay que poder pagar.
                       Las familias de los presos están autorizarlas a enviarles cada mes 30 marcos que al igual que
                       su salario semanal o sus cigarrillos dejan de percibir por idénticas razones. Y de modo
                       análogo: un día, la gente de la H-Führung ha

                       [104] decidido repartirse la ropa y los objetos diversos de los cuales fuimos despojados al
                       llegar a Buchenwald.
                            Conviene añadir que para obtener este resultado miles y miles de presos han pasado por
                       el crematorio, bien en forma natural a consecuencia de la vida que se les hacía llevar, o bien al
                       habérseles enviado por motivos diversos, especialmente el sabotaje, haciéndoles tomar el
                       camino previo del Strafkommando, del Bunker  y del patíbulo. De marzo de 1944 a abril de
                       1945, no ha pasado semana sin sus tres o cuatro ahorcados por sabotaje. Finalmente se les
                       colgaba en grupos de diez o de veinte, un lugar a la vista de los otros. La operación se hacía
                       en la plaza, en presencia de todos. Había sido levantada una horca, los desdichados llegaban
                       con una mordaza de madera en forma de bocado, las manos a la espalda. Se subían sobre un
                       taburete, pasaban la cabeza por el nudo corredizo. El Lagerschutz de servicio tiraba el taburete
                       de un puntapié. No era nada rápido: los desgraciados tardaban en morir cuatro, cinco, seis
                       minutos. Uno o dos de la S.S. vigilaban. Una vez terminada la operación, toda la población
                       del campo desfilaba ante los cadáveres colgados de la cuerda.
                            El 28 de febrero de 1945, han colgado a 30, que han subido al patíbulo de diez en diez.
                       Los diez primeros han pasado su cabeza por los nudos corredizos, los diez siguientes esperan
                       su turno en posición de firmes, cerca de los taburetes, los diez últimos esperan el suyo
                       permaneciendo a cinco pasos. El siguiente 8 de marzo han colgado a diecinueve; esta vez, la
                       operación ha tenido lugar en el túnel y solamente han sido testigos los comondos de éste. Los
                       19 desventurados han sido puestos en fila trente a la sala 32. Una gran polea en la que habían
                       sido fijadas 19 cuerdas ha caído lentamente por encima de sus cabezas. El Lagerschutz  ha
                       pasado los 19 nados corredizos, después la polea ha vuelto a subir lentamente, lentamente:
                       ¡ay, los ojos de los desdichados que se agrandaban y sus pobres pies que trataban de conservar
                       el contacto con el suelo! El domingo de Ramos han colgado a 57, ocho días antes de la
                       liberación, mientras oíamos muy próximos ya los cañones aliados y el desenlace de la guerra
                       no podía ser dudoso para la S.S.  1
                            Esto sucedía así: los de la S.S. descubrían por sí mismos cierto número de actos de
                       sabotaje (en 1945, y desde mediados de 1944,

                       [105] se había hecho imposible para cualquiera de dentro o fuera del campo el vivir sin
                       sabotear), pero la H-Führung  les señalaba implacablemente un mayor número todavía. Por
                       otra parte, se tendrá una idea exacta de lo que podía ser esta H-Führung, cuando se sepa que
                       con la liberación, en el momento de los transportes de evacuados, todos los alemanes que
                       formaban parte de ella, rojos o verdes, nos encuadraban, con un brazalete blanco y el fusil
                       cargado bajo el brazo. Todos los alemanes, digo, contemplados con ojos llenos de envidia por
                       los otros, rusos, polacos y checos, cuyos servicios habían sido rechazados de antemano.
                            Sería inútil insistir sobre el coste de la empresa en vidas humanas. El 1 de junio de
                       1944, la población del campo estaba integrada casi exclusivamente por gente llegada en marzo
                       o con posterioridad. Aún se podían encontrar siete detenidos cuyas matrículas estaban
                       comprendidas entre el 13.000 y 15.000: habían llegado 800 el 28 de julio de 1943. Se
                       encontraba todavía una docena entre los 20.000 y 21.000: habían llegado 1.500 en octubre. De
                       los 800 tomados entre los 30.000 a 31.000 llegados en diciembre y enero, quedaban unos
                       cincuenta, de los 1.200 tomados entre los 38.000 a 44.000 llegados en febrero y marzo,
                       sobrevivían trescientos o cuatrocientos. Las matrículas 45.000 a 50.000 llegadas en el curso



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                         Véase más adelante la página 147.

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