Page 143 - El judío internacional
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representa en las naciones anglo-sajonas el conocido Ben-Hur. Demostró esta obra ser la mas
eficaz pieza escénica a favor del judaísmo, aunque no fuera esta la intención de su autor, Lew
Wallace.
Parece como si el arte y el destino se declarase al unísono contra las obras tendenciosas, ya que de
otra forma no es posible explicar el repetido fracaso de obras escénicas francamente filosemitas.
Nunca como hoy fue dable observar tendencia mas activa en obligar al teatro dominado por los
hebreos a servir de instrumento para la apoteosis del judaísmo. Pero estos intentos todos, con una
sola excepción, fracasaron a pesar de la mas ruidosa publicidad, de las mas favorables criticas
periodísticas y de la alta protección de ciertos personajes oficiales. Hasta cierto número de hebreos
protestaron contra este intento de querer transformar el teatro en un lugar de propaganda para
enaltecer sin razón a la harto simpática raza judía.
No ofrecería de por si grandes motivos de queja el predominio hebreo en la vida teatral. El hecho
de que ciertos judíos, ricos, aisladamente o en grupos, lograran arrebatar tan rica fuente de
ingresos de manos de sus antiguos dueños no-judíos, será, tal vez, cuestión de mejores facultades
comerciales, gajes del "negocio". Mas lo primordial del asunto radica en saber por qué medios se
logro tal predominio y como y con que fines se le utiliza.
Por lo pronto, es un hecho evidente que los anteriores empresarios no-judíos murieron pobres,
siendo su principal tarea la de favorecer al arte y a sus interpretes, y no la de lograr ganancias. En
cambio, los empresarios y realquiladores de locales judíos, suelen enriquecerse desmedidamente,
dándole al teatro un carácter de empresa puramente comercial. Conste que ya existían los trusts
teatrales cuando el concepto "trust" en las industrias se hallaba aun en sus principios. En 1896 el
Trust teatral controlaba 37 teatros en las diversas capitales yanquis. Los dirigentes de este trust
eran Klaw y Erlanger, Nixon y Zimmermann, Haymann y Frohmann; todos judíos, salvo
Zimmermann , cuya procedencia aun se desconoce. Se unieron a ellos mas tarde Rich, Harris y
Brookes, judíos los tres. Merced a su control, pudo el Trust garantizar a sus compañías trabajo
suficiente durante largas temporadas. Ante esta competencia, y en especial ante el sistema de
alquiler de locales, no pudieron sostenerse las compañías independientes. Y su desaparición sirvió
al objetivo hebreo de favorecer el desarrollo de la industria del "film", que desde sus comienzos se
presento como empresa puramente judía, no siendo necesario eliminar al elemento no-judío,
porque este jamás participo en aquella. En los teatros arruinados por el judío, y por lo tanto vacíos,
entraron las películas triunfalmente, y, como siempre, el israelita "mató dos pájaros de un tiro".
Empero, este desarrollo no pudo verificarse sin hallar resistencia. Actores, críticos teatrales y un
sector dilecto de opinión se alzaron en contra de ello. El fin de esta lucha es evidente; desde
comienzos del siglo actual, el Trust teatral hebreo triunfa en toda la línea. Este trust semita
convirtió el arte en simple cuestión de dinero, funcionando con la mecánica exactitud de una
empresa fabril perfectamente dirigida. Anuló este trust toda iniciativa artística, eliminó sin piedad
toda competencia, anuló sin tregua a empresarios y actores de valor, encarpetó obras de
reconocida importancia, favoreciendo en cambio la popularidad de dudosas eminencias, hebreas en
su mayoría. Intento conquistar a los críticos teatrales. Obras dramáticas, teatros y actores fueron
negociados como vulgares mercancías. Todo cuanto se refiere al trust judío adquirió
inmediatamente el espíritu mezquino y estrecho que solo el semita puede alentar.
¿Que significa esto? El teatro es en la actualidad el lugar vitando de educación para más de la
mitad de nuestro pueblo. Lo que el joven observa y oye en el escenario, lo admite
inconscientemente como elemento educativo de su vida, adaptando el ceremonial, el modo de
hablar y hasta las modas, usos y costumbres de otros pueblos, como asimismo sus conceptos de
derecho y religión. Escenario y pantalla son las fuentes en que bebe la masa popular sus
conocimientos acerca del modo de vivir y pensar de las clases acomodadas. Todo lo que de esta
suerte y de intencionadamente falso y perverso va infiltrando el hebreo a la masa popular, no
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