Page 138 - El judío internacional
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miles de obreros norteamericanos lo ejercía este único hombre, ¡un judío!
Fué el quien estipulaba precios y jornales, los precios de todo lo necesario para la vida diaria, los
del algodón, la lana y demás materias primas indispensables para 350 industrias, y los precios
unitarios.
En una palabra, un 73 por ciento de los nuevos millonarios de guerra, solo en Nueva York, son
(según datos de fuente judía) ¡hebreos!
Se impone el interrogante: ¡Como es posible que fuera justamente Baruch el que lograra tanto
poder? ¿Quien se lo concedió? ¿De quien o de que fue instrumento? Ni su pasado, ni los hechos
conocidos hasta la fecha, explican o justifican su nombramiento. Menos mal si hubiese sino uno de
entre tantos peritos que bajo control de los poderes constitucionales hubieran transformado el país
y su economía nacional. Mas queda sin explicar, de todos modos, que fuera él el único personaje
que se erigiera en centro de gravitación de todo nuestro gobierno de guerra, y quien supeditara
todo el gobierno legal a sus dictados.
Fue el quien acompaño a Woodrow Wilson a Paris, permaneciendo allí hasta el 28 de junio de 1919
como "experto comercial agregado a la Misión de Paz". A la pregunta que le formulo el
representante Graham: "¿Conferencio usted allí a menudo con el presidente?", Baruch repuso:
"Siempre que el presidente me pidió consejo, se lo di. También intervine en el asunto de las
condiciones de reparación. Fui miembro oficial del Departamento Económico, así como también del
Consejo Superior de materias primas". - Graham: "¿Sesiono usted con aquellos personajes que
establecieron las condiciones de paz?" - "Si, a veces". - Graham: "¿En todas las comisiones, salvo
en el Consejo de los Cinco?" (la instancia suprema). - Baruch: "Muchas veces ambién en este". t
El plan mundial hebreo fue el único presentado en Paris, que se aprobó sin modificación alguna. El
pueblo francés, que con suma extrañeza advirtió que miles de judíos asistían a las sesiones desde
todas partes del mundo, figurando como consejeros de los jefes de gobierno, y Estados, llamo a la
Conferencia de la Paz la "conferencia de koscher". Especialmente en la delegación yanqui
prevaleció tanto el elemento hebreo, que llamo escandalosamente la atención. Dice el historiador
inglés Dillon en su libro titulado La historia interna de la Conferencia de Paz: "Aunque parezca raro
a muchos lectores, queda firme el hecho de que un importante numero de miembros de la
Conferencia c reyeron seriamente que las influencias efectivas detrás de los pueblos anglo-sajones
eran semitas". Nos dice mas adelante que los "derechos de las minorías", propugnadas por Wilson,
se aplicaban prácticamente, solo a las minorías judías. Tales derechos, como prerrogativas judías,
lesionaban grave y profundamente los sagrados derechos innatos de los pueblos y Estados, que
atañían y eran formulados por los hebreos reunidos en Paris (según Dillon) "para realizar su plan
detalladamente elaborado, lo que consiguieron por completo". Dijeron los representantes de los
Estados complicados en estas "combinaciones": "De hoy en mas el mundo será dominado por los
anglo-sajones, y estos, a su vez, por su respectivos elementos judíos". Estos hechos demuestran
una asombrosa concordancia con los fines que, según los "Protocolos de los Sabios de Sión", los
judíos se propusieron y sobre cuyas teorías hablamos detenidamente en la primera parte de esta
obra.
Digamos algo mas sobre el rubro "cobre". Según personal declaración de Baruch, "se interesaban"
por negocios en cobre. Los Guggenheim y los Lewisohn son los "reyes mundiales del cobre". Antes
de que la guerra estallara, Baruch "visito" a dichos señores. Cuando la guerra, se repartieron entre
si este negocio. Anulóse la competencia, porque Baruch, como representante del gobierno, se lo
pidió. Los Lewisohn (el vicepresidente de su trust se apellidaba Wolfson) se encargaron del
mercado yanqui, y los Guggenheim del de ultramar. El gobierno de Estados Unidos solo adquirió
durante la guerra más de 600 millones de libras de cobre. Este gobierno, vale decir Baruch, trato,
en cuanto a cobre, exclusivamente con la firma Lewisohn. Las sociedades de menor importancia,
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