Page 134 - El judío internacional
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resistencia contra dicha opresión, tanto mas se desarrolla el despotismo hebreo. La Alemania actual
                  es antisemita, mas a pesar de todos los esfuerzos del pueblo germano por librarse del visible
                  predominio de los hebreos, estos, inalcanzables para lo voluntad popular, arraigaron con mas
                  firmeza que nunca. Francia se torna cada vez más antisemita; pero ante el crecimiento de esta
                  oleada aparece un presidente de la Republica hebreo. Rusia es antisemita hasta la medula; pero se
                  halla tiranizada por los israelitas. Y en el instante en que, según nos afirman los jefes hebreos, una
                  oleada antisemita (así se llama el despertar de los pueblos) inunda los pueblos del mundo, es
                  precisamente un hebreo quien se adueña de la presidencia de la Liga de las Naciones; si participara
                  en ella los Estados Unidos de América, significaría el súper-gobierno mundial. No se sabe por que
                  ese hebreo fue designado presidente. Ni sus facultades, ni la voluntad general le destinaron para
                  tal puesto, pero, ¡lo es!

                  Acabamos de sufrir en nuestro país cuatro años de un despotismo hebreo casi tan absolutista como
                  el soviético en Rusia. Por inverosímil que esto parezca, esta aun muy por debajo de los hechos
                  documentalmente comprobados. No provienen estos hechos de "se dice", ni son la expresión de un
                  juicio parcial, sino resultado de una investigación de las autoridades legales, y están para siempre
                  archivados en las Actas gubernamentales de los Estados Unidos.

                  Demostraron en aquella época los judíos que aun sin la ayuda de Wall Street gobiernan
                  absolutamente al pueblo norteamericano. Pero el hombre que tal prueba aporto pertenece a la alta
                  finanza de Wall Street. Se dio en llamarle el "Procónsul de Judá en Norteamérica", diciéndose que
                  se titulaba a si mismo el "Disraelí norteamericano". Ante una comisión extraordinaria del Congreso
                  declaro dicha persona: "Que durante la guerra probablemente tuvo mas poderes que ningún otro
                  político de Norteamérica, esto sin lugar a dudas". No hay exageración de estas palabras; tuvo
                  mayor poderío que nadie - aunque no fueran siempre poderes muy legales ni constitucionales -
                  según personalmente admitía. Alcanzaron sus poderes a la familia, al negocio, fabricas, bancas,
                  ferrocarriles, incluyendo hasta ejércitos enteros, y gobiernos. Gozo de un poder ilimitado e
                  irresponsable; el poder de este individuo y de sus cómplices provoco el ataque de los ricos no-
                  judíos, facilitándole así una omnisciencia y con ello infinidad de ventajas que no se pagan con miles
                  de millones.

                  De cada 50.000 norteamericanos, había oído apenas uno, antes de 1917, hablar de él; es probable
                  que hoy sean muchos más los que conocen detalles de su existencia y de su proceder. De la
                  oscuridad jamás iluminada por hazañas en pro de la sociedad, surgió de pronto este personaje para
                  adueñarse del poder absoluto sobre un gran pueblo en estado de guerra. Poco tenia que hacer a su
                  lado el gobierno constitucional, salvo autorizar pagos y ejecutar sus ordenes. Cierto es que dijo que
                  cualquiera, por encima de su persona, podía dirigirse directamente al presidente Wilson; pero nadie
                  que conociera a fondo los asuntos, lo intento siquiera.

                  ¿Quien es este personaje de carrera tan oculta y rápida, típico ejemplo de la disposición del judío a
                  empuñar el cetro en el preciso instante que lo cree oportuno?

                  Este es su nombre: Bernardo M. Baruch.

                  Hijo de un médico, nació en 1870, cursando sus estudios en la Universidad de Nueva York, que
                  abandonó a la edad de 19 años. Ocupo muchos años en "estudios económicos", sin que se
                  supiesen de él más detalles. A los 26 años entra como consocio en la razón social Hausman y Cia.,
                  que abandona en 1902 luego de haber conseguido un puesto en la Bolsa de Fondos de Nueva York.
                  De su práctica comercial nos declara el mismo: "No hice ningún negocio, sino para mi. Estudie
                  ciertas producciones y fabricaciones, y las personas que en ellas intervenían". Traficó con títulos y
                  empresas. Estas las adquiría, no para desarrollarlas, sino para revenderlas en ocasión propicia, no
                  siendo así ni industrial, ni comerciante, sino el prototipo del negociante capitalista. Traficaba en
                  fábricas de tabaco, en fundiciones, en caucho y en acero. "Estuvo interesado en trusts".







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