Page 133 - El judío internacional
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óbice para que a la publicación de los hechos en la prensa se opusiera la más tenaz resistencia.

                  Se sorprendió en fecha reciente el país ante la noticia de que se habían perdido por robos
                  organizados en banda en Wall Street, valores y títulos del empréstito de la Libertad por valor de 12
                  millones de dólares. Las pesquisas demostraron que los títulos comerciados entre la Bolsa y los
                  Bancos, habían sido confiadamente transportados por mensajeros (los messenger boys) que a
                  menudo llevaban hasta valores por 250.000 dólares de una caja a otra, y cuyo trafico se desarrollo
                  en el barrio localmente estrecho de Wall Street. En el verano de 1918 se reclutaron estos
                  messenger boys para servicios de guerra y hubo necesidad de colocar a otros empleados adultos.
                  De inmediato se advirtieron indicios alarmantes. Desaparecieron los emisarios uno tras otro sin que
                  volviera nadie a tener noticias suyas. Se adoptaron toda clase de precauciones. Los emisarios
                  debieron salir solo por parejas, vigilados por los detectives más hábiles; mas los emisarios seguían
                  desapareciendo tan misteriosamente como antes. Continuaron así las cosas hasta la primavera de
                  1920, sumando las cantidades desaparecidas hasta 12 millones de dólares. Por fin pudieron
                  practicarse algunas detenciones, de cuyos sumarios resulto la existencia de una banda

                  perfectamente organizada de ladrones judíos, compuesta por cierto número de judíos acaudalados
                  en unión de criminales hebreos profesionales. Este Estado Mayor sirvióse de jóvenes semitas, en su
                  mayoría recién inmigrados de Rusia, que bajo inofensivos apellidos anglo-sajones pidieron los
                  puestos de mensajeros en Wall Street, para después desaparecer con los valores que se les
                  confiaba, y que los jefes "reducían" en otras poblaciones, es decir, convertían en dinero.

                  Gracias a un emisario no-judío, cuya miseria se aprovecho para complicarle en el asunto, se
                  descubrió el delito, aunque sus cómplices le amenazaron de muerte. Algunos ingresaron en la
                  cárcel, pero los jefes de la banda evitaron al castigo huyendo, protegidos por grandes y misteriosas
                  influencias. La posición de la prensa y población hebreas frente a estos criminales, es de simpatía y
                  admiración. Y ¿por que no? Victimas de esos robos fueron únicamente los "goyim", los no-judíos, y
                  la victima principal el capitalismo no-judío. El "kahal" neoyorquino echo tierra al asunto y guardo
                  absoluto silencio. Dada en cambio la coherencia estrechísima de todos los elementos hebreos en la
                  capital, hubiera podido aclararlo un mancomunado intento de investigación, como también otras
                  muchas cosas. Consta, entonces, que el instituto racial protege manifiestamente a todo miembro
                  judío perseguido por la Ley, por mucho que este haya merecido su castigo.

                                                              V
                         BARUCH, EL "DISRAELI NORTEAMERICANO" Y "PROCONSUL DE JUDA EN
                                                     NORTEAMERICA"

                  Es posible que la guerra haya interrumpido en forma temporal la intimidad de las relaciones entre
                  los banqueros judíos de Wall Street y sus amigos de Europa; pero sin que hayan aumentado
                  considerablemente por ello las riquezas hebreas en los Estados Unidos. Según informaciones de
                  fuente judía, un 73 por ciento de los nuevos millonarios de guerra en Nueva York son semitas. La
                  colectividad hebrea salio de la guerra mucho mas fuerte de lo que jamás lo fuera antes, siendo
                  innegable su ascensión en todo el mundo.

                  Hebreo es el presidente de la Sociedad de las Naciones, sionista el del Consejo Superior. El
                  presidente de Francia (en 1920) era también un judío. Otro semita presidio el comité de
                  investigación sobre la culpabilidad de la guerra, bajo cuya presidencia desaparecieron documentos
                  en extremo importantes.

                  En Francia, Inglaterra y Alemania, aumentaron enormemente su poderío financiero y la influencia
                  de su propaganda revolucionaria.

                  Un muy significativo hecho es el de que sobre aquellos países, que con razón se pueden calificar de
                  antisemitas, pesa la mano de Judá más reciamente que en parte alguna. Cuanto más se acentúa la







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