Page 135 - El judío internacional
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Concentróse su interés principal en el negocio del cobre, en el que "tropezó" con las dos firmas
                  monopolizadoras judías de ese ramo, los Guggenheim y los Levisohn. El significativo valor de estas
                  combinaciones se comprenderá fácilmente.

                  En su juventud fue ya rico y opulento, sin que se sepa que heredara gran cosa. Si la guerra le tornó
                  mas rico aun, no se puede afirmar con certeza. Amigos y socios suyos sanearon sus fortunas junto
                  con él.

                  Contestó con evasivas a preguntas acerca de sus negocios concretos y primordiales antes de la
                  guerra, expresando que tenía la intención de retirarse paulatinamente de los negocios. ¿Por qué?
                  ¿Para preparar otro mayor? Su intento de retirarse "fue desbaratado por mi nombramiento de
                  miembro de la Junta de asesores consejeros ("Advisory Commission") sin tener antes una idea de
                  tal probabilidad, ni que me hubiese ofertado para tal cargo". Resulta, entonces, que se le
                  descubrió. ¿Cuando? Y ¿quien lo descubrió? ¿Como se explica que fuera justamente un hebreo el
                  único hombre disponible para cargo de tan vastos poderes?

                  Se creó esta Junta de consejeros en 1915, cuando el país consideraba aun su neutralidad como la
                  única solución posible. Un intento público, el mínimo indicio de complicar a los Estados Unidos en la
                  guerra europea, hubiese barrido en aquella época a los voceros o jefes judíos.

                  En aquella época de total voluntad popular de mantener la paz en Norteamérica, formóse la Junta
                  de Consejeros - ¡para preparar la guerra! - y ello bajo la presidencia del mismo Wilson que en 1916
                  debió su reelección al embuste de querer mantener a los Estados Unidos alejados de la guerra.

                  Las respuestas de Baruch a las preguntas que se le formularon al respecto a sus relaciones
                  personales con el presidente Wilson fueron evasivas, y manifestó no recordar cuando por última
                  vez antes de su nombramiento para la Junta de Consejeros, conferenció con el presidente. Esto es
                  extraño: una conferencia con el primer magistrado de la republica no puede borrarse tan fácilmente
                  de la memoria, salvo que tal conferencia no tuviera para el nada de original, es decir, que se
                  celebrasen con frecuencia. "Naturalmente debió pensarse en la movilización de las industrias
                  nacionales, porque los soldados no luchan tan solo con sus brazos, sino que también precisan
                                                                  r
                  armas. Estaba persuadido de que la guerra sobrevend ía mucho antes de lo que nadie se
                  imaginara".

                  ¡Eso fue en 1915! En aquel entonces, cuando el pueblo yanqui contemplaba la guerra como simple
                  espectador, queriendo seguir siempre en tal postura, fue el hebreo Baruch quien estaba ya
                  persuadido de la participación yanqui en la guerra (¡que ocurrió dos años mas tarde!) dedicándose
                  a ¡prepararla! Y el gobierno de Wilson, que se había comprometido a mantener el país alejado de la
                  guerra, conferenció con ese mismo hebreo Baruch, que hasta debió ir creando la atmósfera
                  necesaria pa ra la guerra. Quien recuerde hoy los acontecimientos del año 1915, completando el
                  cuadro con las pinceladas de lo que en aquel entonces ignoro, es decir, con las actuaciones de
                  Baruch, tendrá que confesar que en aquella época ignoraba por completo lo mas impor tante de los
                  sucesos de la actualidad, y ello a pesar de haber leído a diario y con toda atención los periódicos.

                  Baruch sabía, en 1915, "que nos veríamos envueltos en la guerra".

                  Cegado por tal convencimiento "hizo un largo viaje". "Sentí durante ese viaje - dice - que algo
                  debería hacerse para la movilización de las industrias, y concebí el plan tal como se realizo cuando
                  ascendí a presidente de la Junta de Consejeros". Este plan lo expuso a Wilson, quien lo escucho
                  atentamente, aprobándolo. Hizo Wilson lo que Baruch le indicaba y este extendió su omnímoda
                  mano sobre la totalidad de la producción norteamericana. Y lo consiguió. De manera tanto o mas
                  completa que el mismo Lenin en Rusia, porque en los Estados Unidos el pueblo yanqui no vio en
                  todo ello sino el elemento patriótico, sin advertir que quien disponía de sus destinos era el gobierno







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