Page 128 - El judío internacional
P. 128

Muchos no-judíos se asombrarían fijándose detenidamente, al ver con cuanto judío se relacionan,
                  cuyos nombres y apellidos no acusan absolutamente nada de hebreo. Este sistema sirviole también
                  a los judíos para conseguir algunos puestos en la Bolsa neoyorquina. Se contaron en 1872 entre
                  1.009 miembros, 60 hebreos; actualmente suman estos 276, pese a que las condiciones de
                  admisión son tan rigurosos como antes. Según esto, el predominio hebreo en la Bolsa neoyorquina
                  si sigue progresando, su infiltración en igual proporción como hasta ahora, es únicamente cuestión
                  de tiempo.

                  Por otra parte, el número de los especuladores hebreos en la Bolsa de Nueva York supera en
                  mucho al de los no-judíos. Especulación y jugadas de bolsa son históricamente y de siempre
                  características de la raza hebrea. En tanto que muchos israelitas prefieren efectivamente empresas
                  no judías para sus asuntos puramente bancarios, se entrega la gran mayoría de ellos a sus propios
                  jefes hebreos para negocios especulativos. En Europa, donde su poderío financiero esta ya mas
                  firmemente arraigado, y lo es de tradición, apenas si les falta una sola de sus especulaciones.
                  Acaece que se vean en compromisos especulativos; pero es muy raro el caso de que para ellos
                  mismos impliquen pérdidas efectivas.

                  Dejemos a Wall Street con sus Bancos y agencias, y retornemos a la bolsa de fondos y acciones de
                  la Broad Street, donde advertiremos un floreciente movimiento bursátil en valores aceiteros,
                  mineros y títulos, junto al otro. Son tan numerosos, que hasta imprimen su sello a todo el barrio,
                  como si este fuera una ciudad totalmente distinta. Cierto es que giran muchos de estos comercios
                  bajo firmas no-judías; pero solo porque el hebreo sabe que en asuntos de dinero se les contempla
                  con recelo.

                  Más adelante, en oscuros callejones y en despachos semiocultos, se hallan numerosos individuos de
                  raza hebrea que hacen sus negocios con toda índole de títulos no admitidos en la bolsa. Son estos
                  las sanguijuelas de Wall Street, los verdaderos merodeadores. Practican el más fraudulento tráfico
                  de fondos, y ello con un celo y una energía que no desanima nada en el mundo. Es su objetivo solo
                  hacer dinero sin trabajo, sin esfuerzo y en este tráfico desarrollan una pasmosa habilidad. Es de no
                  creer cuantos de ellos llegan a hacerse ricos; pero mas incomprensible es aun el sin fin de personas
                  no-judías, confiadas, inexpertas e ignorantes, que desde todas partes de Norteamérica remiten sus
                  excelentes fondos a cambio de esos papeles absolutamente sin valor que estos judías trafican. Es
                  un negocio brutal y desalmado puesto que ni siquiera es preciso tener astucia. Las sanguijuelas
                  únicamente trabajan por correo o por teléfono, editando "informes de Bolsa", con los cuales, y con
                  el pretexto de dar desinteresadamente consejos a los que desean invertir sus fondos o ahorros,
                  buscan y hallan el modo de vender lo mas caro posible los dudosos títulos que poseen. Los
                  informes de Bolsa son lógicamente inofensivos para el iniciado; más fatales para miles y miles de
                  personas ingenuas y sin juicio.

                  Perseguidos por pesquisantes, eternamente observados por la policía secreta del gobierno,
                  denunciados en los diarios, condenados por los jueces y metidos en presidio, resulta, empero,
                  indestructible esta masa de estafadores hebreos. Otra clase de individuos sentiría tales condenas
                  como infamantes durante toda su vida; el hebreo, en cambio, las aguanta como un leve incidente,
                  deshaciéndose de ellas como un perro se sacude las pulgas. Pero hay aun lugares mucho más
                  tenebrosos, donde se evidencia el robo más burdo en toda la desnudez. Los individuos que allí se
                  encuentran, son los "consortes" de peor calaña de los especuladores. Las fechorías de Wall Street,
                  larga y horrorosa serie, y todas con un marcado tinte de raza y de pandilla, llamaron muchas veces
                  la atención del mundo entero; más como ocurre casi siempre en la reproducción de tales casos por
                  la prensa, los puntos capitales únicos que podrían explicar lo complejo del asunto, quedan
                  suprimidos.

                  Dicha resistencia pasiva y callada del mundo financiero yanqui contra su esclavitud por los hebreos,
                  es acaso la única forma no-judía de solidaridad en Estados Unidos. Tal resistencia repugna por la







                                                                                                             128
   123   124   125   126   127   128   129   130   131   132   133