Page 126 - El judío internacional
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comercial, es únicamente porque bajo el nombre yanqui se manifestó ampliamente otro espíritu
                  totalmente distinto.

                  En el campo financiero neoyorquino se destaca netamente la finanza hebrea con sus casas de
                  banca particulares, que contrariamente a los grandes trusts y bancos de depósito trabajan con su
                  propio capital y el de sus consorcios y amigos. El comercio financiero judío se diferencia
                  radicalmente del no judío en que los banqueros hebreos son preferentemente prestamistas. Cierto
                  es que también admiten las emisiones de compañías ferroviarias, de empresas industriales, del
                  gobierno y de los municipios; mas solo con el objeto de volverlas a vender inmediatamente. Todo
                  tiende a lo más rápido en compraventa. El público adquiere esos títulos, y el banquero hebreo se
                  reintegra en su dinero. Raro es que el hebreo tenga un interese constante en las empresas
                  productivas, que apoya con dinero. En cambio, los banqueros no judíos suelen sentirse obligados a
                  seguir en contacto con la empresa por ellos respaldada, para asegurar a los compradores y
                  tenedores de los respectivos títulos una ordenada administración de sus fondos, erigiéndose en
                  responsables de la buena marcha y prosperidad de las inversiones de su clientela.

                  Pretende el banquero judío en primer lugar la constante fluctuación de su capital, teniendo así
                  siempre dinero disponible, imprescindible condición para el gran prestamista. Al presentarse
                  después las inevitables épocas de tensión financiera, extraerá tanto mas provecho de la ventaja de
                  poseer en tales tiempos grandes cantidades disponibles.

                  La casa bancaria judía indiscutiblemente predominante en Wall Street es la de Kuhn, Loeb y Cia.,
                  jefe principal de esta casa fue el extinto Jacobo Schiff, siendo consocios su hijo Mortimer, Otto H.
                  Kahn, Paul M. Warburg y otros, que participan en forma predominante en la vida publica y en las
                  grandes empresas financieras de nuestro país. Otras casa de banca privadas hebreas son las de
                  Speyer y Cia., J. y W. Seligmann y Cia., Lazard Hermanos, Ladenburg, Thalman y Cia., Hallgarreb y
                  Cia., Knaudt, Nachod y Kühne Goldmann, Sachs y Cia., y muchas otras de menor importancia.
                  Gozan estas casas de intachable fama por su limpio proceder. Son banqueros prudentes, sagaces
                  en sus empresas, y brillantes a veces en la preparación y realización de sus planes.

                  El poder financiero de los hebreos de Wall Street, ejerce una preponderante influencia sobre la
                  industria, ocupando en diversos mercados metalúrgicos una posición monopolizadora. Se encuentra
                  en todas partes grandes y florecientes agencias de estos bancos judíos. Cuanto más se avanza en
                  dirección hacia empresas puramente especulativas, tanto mas se acusa el elemento judío,
                  especialmente en empresas societarias y en el negocio de valores petrolíferos y mineros.

                  Llama la atención un detalle y es este el de que entre los presidentes de los grandes bancos de
                  ahorro de Wall Street no existe ni uno solo judío. De todas estas enormes instituciones bancarias y
                  de los enormes trusts, cuyo capital asciende a veces a 400 millones de dólares, y que en conjunto
                  representan miles de millones de dólares, no hay ninguno que tenga un solo director o empleado
                  hebreo.

                  ¿Por que así? ¿Por que los magnates de las finanzas de Wall Street tan cuidadosamente se
                  rodearon de no judíos? ¿Por que se alzo esta barrera divisoria entre los miembros de la raza judía y
                  la no-judía en el terreno de la finanza, donde se manejan y administran los bienes? La respuesta
                  puede hallarse en la circunspección de los grandes dirigentes financieros. Solo de vez en cuando se
                  hallara un director judío en bancos de escasa importancia.

                  Podría ser también que se explicara este hecho por un simple sentir instintivo del gran público. No
                  le hace que la razón sea fundada o no; pero es evidente que el publico no quiere confiar su dinero
                  a instituciones bancarias con dirección judía. En ciertos barrios neoyorquinos existen, sin embargo,
                  algunos bancos de ahorro de menor cuantía bajo dirección de hebreos, pero consta que hasta los
                  propios judíos depositan sus fondos de preferencia en bancos sin dirección judía. Acaso contribuya







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