Page 125 - El judío internacional
P. 125

en ningún otro lugar durante toda la era cristiana, excepción hecha de Rusia actual. La revolución
                  rusa se preparó y pertrechó desde Nueva York. El actual gobierno soviético se recluto casi
                  íntegramente entre los elementos de los barrios bajos del Este de Nueva York. El ghetto
                  neoyorquino traspaso desde hace largo tiempo los límites de estos barrios del Este un ghetto
                  genuinamente judío. También son judíos el riquísimo Oeste y la parte céntrica de la ciudad, al norte
                  del Parque Central, Brownsville, Brooklyn, representa una ciudad típicamente hebrea con su p opio r
                  idioma, diarios y teatros.

                  Salvo un gran bazar y algunas tiendas insignificantes, todos los negocios están en manos judías.
                  Confecciones para caballeros y damas, ropas usadas, peletería, y todo el comercio de víveres,
                  integran el gigantesco monopolio judío. La abogacía es de preferencia judía. De 27.000 puestos de
                  diarios y revistas que facilitan la distribución de lectura al público, 25.000 están en manos judías.
                  Únicamente los barrios del Este de la ciudad se elevan 300 sinagogas.

                  Representa el "kahal" neoyorquino una organización poderosísima, no conociéndose con exactitud
                  el numero de sus miembros. Podría llamársele el municipio judío. Instituyéndomele en 1908 a raíz
                  de las averiguaciones del entonces jefe de policía, según las cuales reclutose de entre la población
                  judía, integrada por unas 600.000 almas, mas de la mitad del numero total de criminales. Las
                  autoridades del Estado se entienden con este "kahal" en todos los casos que conciernen al
                  elemento judío. Su poder es vastísimo y su alcance ilimitado.

                  Es general en nuestro país la creencia de que Tammany Hall domina la vida política de todo Nueva
                  York. En cambio, lo que generalmente se ignora es que los judíos son los verdaderos amos de
                  Tammany Hall.

                  La posesión del poder no provoca reproches, sino que todo depende de la justa aplicación o del
                  irritante abuso que de el se haga. No abusando, la posesión del poder hasta constituye un síntoma
                  loable. Si los hebreos que viven en Nueva York se convirtieran en norteamericanos en lugar de
                  esforzarse eternamente en falsear su americanismo; se ayudaran a fortificar los principios y sanas
                  tradiciones del país, en lugar de alterar los primeros y eliminar las segundas, nuestro juicio acerca
                  de los hebreos habría entonces de ser favorable.

                  Para dejar constancia del grado de influencia judía, no debemos limitarnos al ghetto o a los barrios
                  comerciales, sino que debe saberse que existen campos más vastos y más elevados para
                  manifestarse.

                  En Wall Street, donde se halla la Bolsa de Nueva York, el elemento hebreo es numeroso y
                  predominante, tal como puede y debe esperarse de una raza, que desde los más remotos tiempos
                  desempeño siempre un rol importantísimo en todos los asuntos financieros del mundo. No
                  queremos decir con ello que en la vida financiera yanqui predomine en absoluto el elemento
                  hebreo. En cierta época nos amenazo tal predominio, pero los financistas yanquis vigilaron a los
                  financistas internacionales, anulando exitosamente sus planes. A veces pareció que la victoria se
                  inclinaría hacia el lado judío; pero los intervalos de clama mostraron siempre que la finanza yanqui,
                  aunque retrocediendo, mantuvo sus puestos. Así los Rothschild, como portaestandartes de la
                  preponderancia financiera internacional, vieronse derrotados en suelo norteamericano. Empero, el
                  recuerdo de su mano oculta en la Hacienda, la política y diplomacia norteamericanas perdura aun.
                  Pero de nada les valieron sus sutilezas contra la solidez del espíritu comercial norteamericano, que
                  no debe confundirse con el tan dudosamente famoso business de hoy, en el que participan millares
                  de hebreos procedentes de todas partes del mundo, girando como norteamericanos genuinos,
                  aunque muchas veces ni dominen siquiera nuestro idioma, sino que debe tenerse como presente el
                  espíritu comercial yanqui tal como se presenta, en forma de una combinación de actividad y
                  escrupulosidad verdaderamente nor teamericanas. Si hoy, en efecto, perdiose un poco el buen
                  renombre de este espíritu comercial, es únicamente porque bajo el renombre de este espíritu







                                                                                                             125
   120   121   122   123   124   125   126   127   128   129   130