Page 215 - El judío internacional
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de por sí un peligro. En competencia leal y con armas idénticas, no puede sostenerse el judío. Los
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Rothschild no fueron jamás banqueros en el sentido propiamente dicho de esta p ofesión, sino que
oficiaron de prestamistas de dinero a los Estados, a cuyos representantes sobornaron previamente
para que emitieran empréstitos. Estos hebreos enhebraban sus negocios tal como el usurero, que
induce al hijo ingenuo del aristócrata a que le solicite dinero prestado, sabiendo que su padre lo
pagara.
A nosotros, entonces, no nos interesa el banquero hebreo individualmente. Los loros que repiten
estúpidamente las frases hebreas, creen que el negociante judío tiene el mismo derecho a ganar
que otro negociante cualquiera. Nadie lo niega. Pero cuando observamos frente a nosotros una
cadena ininterrumpida de consulados financieros de sistema uniforme, y que no pueden
considerarse Bancos norteamericanos, franceses, británicos españoles, ni alemanes, sino que
representan solo eslabones de la cadena universal bancaria hebrea, resulta que, efectivamente, no
se trata aquí de individuos judíos, que como otras personas pueden dedicarse a sus asuntos,
particulares, sino de un conjunto de inimaginable poder, con fines buenos o malos. Lo malo, sin
embargo, tiene enorme preponderancia sobre lo bueno.
Tal sistema bancario universal no quiere decir tampoco que en cada país la casa de banca mas
fuerte sea precisamente judía. Así, por ejemplo, Kuhn, Loeb Cia., no representa ni con mucho el
instituto bancario más sólido de los Estados Unidos. Empero, emana de esta casa un sistema
financiero, que actualmente prevalece en la totalidad de la Hacienda yanqui. Paul Warburg, semita
de procedencia germana y miembro del trust financiero universal hebreo, fue enaltecido en los
círculos oficiales norteamericanos con elogios completamente inmerecidos. La influencia de este
espíritu de Warburg, conjuntamente con el de los Stern, Fürstenberg, Sonnenschen, Sansoon,
Samuel y Bleichroder en otros varios países, fue verdaderamente asombrosa.
Los financistas judíos "hicieron" la guerra mundial, así como hicieron todas las guerras de
importancia. Ningún hebreo iniciado lo negara, y aun muchos de ellos se jactan de tal hazaña,
como una señal inequívoca del poderío mundial judío. Reinaba por encima de los Estados
beligerantes una junta financiera internacional puramente judía, inalcanzable o inhallable. Si los
miembros de dicha junta hubiesen realmente sido leales a sus respectivas patrias, ninguno de ellos
habría podido prevalecer entre ellos. Por el contrario, estando como estaban unidos en potencia
financiera supranacional, poseyendo secretos de todas las naciones, manteniéndose en constan te
relación personal mutua, aun en épocas en que estaban rotas todas las comunicaciones entre las
naciones beligerantes; siendo, además, los verdaderos señores susceptibles de decidir sobre la
duración de la guerra, como sobre la hora de la mal llamada paz, convertíase este grupo hebreo en
horrendo peligro para quien haya comprendido tales maquinaciones y contactos subterráneos.
Llama la atención del lector de los "Protocolos" el gran número de párrafos que hablan de asuntos
monetarios y financieros. La replica hebrea de que dichos Protocolos solo pudieron ser redactados
por un criminal o un loco, esta calculada para aquellos que, o bien no los leyeron, o que pasaron
por alto los planes financieros contenidos en ellos. Los criminales o los locos no suelen hacer tan
fría y científicamente la autopsia de un sistema financiero vigente, proclamando frente a aquel, otro
nuevo y para ellos mejor. Es preciso, pues, que nos ocupemos de nuevo detenidamente de algunos
de esos puntos a que hacen referencia los Protocolos.
"Allí donde nos vaya mal, nos transformaremos en proletariado revolucionario, convirtiéndonos en
suboficiales de los partidos subversivos. Cuando surjamos, con nosotros también surgirá el siniestro
poder de la Bolsa", como decía el jefe sionista Teodoro Herzl en su obra titulada: "Un Estado judío".
Ante esa unión entre la anarquía y la preponderancia bursátil, se halla el mundo actualmente.
Véase lo que ocurre en Rusia, y véase también lo que hizo esa caterva de agentes que acudió a
Versalles para restablecer la "Paz". Esta fue hecha por financistas, siendo aquel Tratado el recibo
presentado no solo a un enemigo vencido, sino al mundo entero. Recogen ahora los banqueros
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