Page 212 - El judío internacional
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otras ideas entre los pueblos, de las cuales, fue la mas peligrosa aquella que paulatinamente iba
colocando en primer termino del interés el concepto "recolector". De tal manera toda la vida
comercial yanqui iba sufriendo una transformación radical. Los hebreos aparecieron a la cabeza de
las finanzas; pero también simultáneamente, al frente de todos los movimientos obreros.
La idea "recolectora", la de obtener ganancias sin miramientos de ninguna especie, tomada por si,
es completamente antisocial y destructiva. Solo cuando se presenta secundariamente junto a la
idea "productora", adquiere cierto derecho. Pero en el instante en que una persona, o hasta una
clase entera, viene sojuzgándose a la idea "recolectora", pierde el cemento que la uniera antes a la
sociedad, se desmorona su facultad ligadora, y sobreviene el derrumbamiento.
En tanto los judíos no puedan probar que la penetración del espíritu hebreo haya elevado
intelectual, moral, económica y políticamente a la clase obrera, sigue en pie la grave acusación de
que su influencia fue destructiva y traidora al pueblo.
No significa "reacción", la repulsión y supresión de este espíritu, sino que constituye un retorno a
los caminos de nuestros antepasados, los anglosajones, que nos llevaron a las alturas, y cuya raza
demostró que hasta hoy salieron de ella los maestros verdaderos de las obras terrenales, los
creadores de ciudades, del comercio, industrias y trafico, y los descubridores y exploradores de
nuevos continentes; ellos y jamás los judíos, que nunca fueron constructores ni exploradores, sino
que cuando mucho siguieron las huellas de los conquistadores. Sin embargo, por este mero hecho
de que en su vida jamás fueron los primeros en poner el pie en selvas vírgenes no merecen
reproche; mas si por el cinismo con que exigen para ellos igualdad en todos los derechos, como
aquellos conquistadores. Otro reproche mucho mas grave aun merecen los descendientes de
aquellos anglosajones, por abandonar el honrado idealismo de sus antepasados, recogiendo, en
cambio, las turbias ideas de Judas.
Constituyen las Universidades de manera especial, el blanco de los ataques de estas ideas hebreas.
Es aquí donde el espíritu de los anglosajones corre peligro en su esencia, sucumbiendo los hijos de
los fundadores de la filosofía de los destructores. Con toda inocencia se entrega el joven estudiante
a las alegrías de la libertad espiritual, y ya le rodean ideas seductoras, cuyos orígenes y
consecuencias no sabe apreciar. Juventud significa extravagancia, es la fermentación que presagia
un buen desarrollo. Arrogante y osado sacude las viejas creencias paternas. Emanan estas
actitudes de un exceso de vigor, que luego se trocara en fuerte virilidad. Justamente en esta época
de su desarrollo cae la juventud más fácilmente en las redes que astutamente se le tienden.
Muchos, al correr de los años, vuelven a hallar los buenos fundamentos antiguos. Reconocen,
entonces, que el "amor libre" puede ser una seducción para el libertinaje juvenil, pero que la
familia, el viejo cariño y la lealtad de un hombre a una mujer y a los hijos de los dos, ofrece la
única base sólida no solo de la sociedad en general, sino de la fuerza del carácter personal, y de
todo progreso moral. Y advierten también, que en lo que respecta a las "revoluciones", aunque se
pueden pronunciar hermosos discursos, en los cuales se nada en súper-humanidades, no
representan realmente la forma más lógica para el progreso humano. Y también reconocerán que
bajo la bandera estrellada de los Estados Unidos se vive mucho mejor que bajo la estrella soviética.
Desde hace años se ocupan diarios y revistas del alarmante estado de animo existente en nuestras
Universidades, y buscan las causas que lo provocan. La respuesta (para quien comprendió la
influencia hebrea sobre nuestra vida toda), resulta en extremo sencilla: es que el espíritu hebreo de
critica negativa, destruyo en nuestra juventud el respeto y la estima a las buenas tradiciones
yanquis, en unión con las teorías social-revolucionarias también hebreas. Conjuntamente trabajan
estas ideas hebreas en el cumplimiento del plan expuesto en los "Protocolos de los Sabios de Sión",
en el sentido de disolver las comunidades políticas y nacionales de los infieles, mediante ideas
absurdas continuamente repetidas.
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