Page 79 - El judío internacional
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vosotros creéis que nosotros lo hemos traicionado y olvidado.- Pero oíd lo que tengo que deciros.
Hable en favor de Uganda luego de reflexionar larga y detenidamente. Con plena conciencia de lo
que hacia, aconseje al congreso discutir y aceptar la proposición británica hecha a la nación judía
por intermedio del congreso sionista. Y mis razones... pero en lugar de ellas prefiero referiros a
guisa de alegoría, una historieta política.
"Voy a referirme a una época casi olvidada ya, a aquella época en que las potencias europeas
resolvieron enviar una escuadra contra el fuerte de Sebastopol. En aquella época Italia, el reino
unido de Italia, aun no existía. Italia no era, en realidad, sino aquel insignificante principado de
Cerdeña, en tanto que la Italia grande, unificada y libre, fue solo un sueño, un anhelo ardiente, un
lejano ideal para todo buen patriota. Los dirigentes políticos sardos, que deseaban y luchaban por
la gran Italia, fueron los tres grandes héroes populares: Garibaldi, Mazzini y Cavour.
"Las potencias europeas también invitaron a Cerdeña a participar en la expedición contra
Sebastopol, enviando también una escuadra para el bloqueo de aquella plaza fuerte. Provoco esta
proposición cierta discordia entre los jefes. Garibaldi y Mazzini, que no quisieron enviarla en ayuda
de Francia y Gran Bretaña, dijeron: "Nuestro programa, la obra a la que nos consagramos, es solo
la Italia grande unificada. ¿Que puede interesarnos a nosotros Sebastopol? Sebastopol nada es
para nosotros, y debemos concentrar todas nuestras fuerzas en nuestro programa inicial, de modo
que podamos realizar nuestro ideal lo antes posible" Pero Cavour, entonces el estadista más
eminente, hábil y de mayor inteligencia del país, empeñóse en que se participara con la escuadra
en el bloqueo de Sebastopol, en lo que, por fin, se impuso. Acaso os interese saber que la mano
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derecha de Cavour, su íntimo amigo y conse ero, su secretario, Hartum, fué heb eo, y que en los
círculos opositores al gobierno, se hablaba con indignación de la traición judía. Y en una asamblea
de patriotas italianos clámose contra el consejero Hartum, exigiéndole que aclarara y defendiera su
traidor proceder político. Y Hartum dijo: "Nuestro sueño, nuestra lucha, nuestro ideal, un ideal que
ya pagamos con sangre y lágrimas, con preocupaciones y desesperanzas, con la vida de nuestros
hijos y el mortal horror de nuestras madres, nuestro único anhelo y objeto en una Italia libre y
unida. Todos los medios son sagrados, si conducen a este grande y glorioso fin. Cavour sabe muy
bien que después de las luchas frente a Sebastopol, tarde o temprano, reuniráse una conferencia
de paz, y que en dicha conferencia par iciparan todas las potencias que antes participaron en el
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bloqueo. Cierto es que Cerdeña no tiene un interés inmediato es la expedición contra Sebastopol,
pero si ahora participamos en la lucha, mas tarde estaremos representados en la conferencia de
paz con los mismos derechos que las demás potencias europeas, y será en esta conferencia donde
proclamara Cavour la Italia libre e independiente.
"Así nuestro sueño, por el que sufrimos y morimos, por fin convertiráse en grandiosa y feliz
realidad. Y si me preguntáis ahora nuevamente lo que Cerdeña tenga que ver con Sebastopol, os
diré las siguientes palabras: que son los peldaños de una escalera: Cavour, Cerdeña, bloqueo de
Sebastopol, conferencia de paz, proclamación de una Italia libre unificada".
La concurrencia pasmóse bajo la fascinación del discurso en verdad poético y brillante de Nordau,
cuyo elegante y armonioso francés, encantó a quienes le escucharon. Detúvose el orador durante
breves segundos en su discurso, en tanto el público, enajenado por la brillantez de su perorata, le
aplaudía frenéticamente. Nordau solicitó silencio para seguir diciendo: "ahora, pues, la grande y
progresista potencia mundial que es Gran Bretaña, luego de las matanzas de Kichinef y en señal de
su simpatía por nuestro pobre pueblo, ofreció a la nación hebrea por intermedio del congreso
sionista, la colonia independiente de Uganda. Cierto es que Uganda está en África y África no es la
Palestina, ni lo será nunca, citando aquí las propias palabras de Herzl. Pero Herzl saben muy bien
que para la causa del sionismo nada hay tan valioso como mantener relaciones políticas amistosas
con una potencia como Gran Bretaña, tanto más valiosas, cuanto que el interés primordial de Gran
Bretaña se concentra en oriente. En parte alguna del mundo se estima tanto un precedente como
en Gran Bretaña, y resulta así de suma importancia el recibir una colonia de manos de Gran
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