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CHEMA GONZÁLEZ ÁLVAREZ








        ¿Cómo has encarado este curso escolar sabiendo que para ti acabaría en primavera?
        Pienso que como todos. Eso sí, he procurado reordenar y recopilar todo mi material, ya que habitualmente no
        suelo usar libros de texto, para que el profesor o profesora que me sustituya a comienzos de la tercera evaluación
        pueda continuar la labor iniciada sin problemas y dicho cambio afecte lo menos posible a los alumnos.
        Cómo te ves… ¿jubilado clásico o de esos del “ocio activo”? si eres de los inquietos, ¿a qué vas a dedicar tu
        tiempo?
        Además de la labor profesional, uno siempre tiene sus aficiones, que en mi caso son la montaña y el estudio del
        patrimonio, sobre todo religioso, de nuestro entorno. Sobre ambos temas tengo publicados un montón de
        artículos en la revista La Maniega, que desgraciadamente ya ha pasado a la historia. En cuanto a la montaña, y
        como las condiciones físicas no son las de antes, mi actividad se limitará a paseos más o menos cómodos que
        nada tendrán que ver con las interminables caminatas de antaño. Con respecto a lo segundo, todo el material
        recopilado durante años, al que se puede añadir otro que en cualquier momento pueda ser elaborado, siempre
        estará ahí para lo que pueda surgir; la verdad es que ahora no tengo ningún proyecto sobre el tema. Lo que sí es
        seguro es que mis ganas de aprender continúan y nunca estará de más algún taller, curso o cualquier actividad de
        ocio que cubra mis expectativas.
        De todos los cambios que se han producido en la enseñanza durante tus años de trabajo, ¿Cuál es al que más
        te ha costado adaptarte?
        Nunca he tenido problemas para adaptarme a cualquier tipo de cambio. Mi forma de trabajar ha ido
        evolucionando prácticamente sin darme cuenta, siempre adaptándome a las circunstancias cambiantes, de tal
        modo que tengo la sensación de que en clase actúo ahora prácticamente igual que cuando comencé.
        Se oye mucho que la enseñanza hoy está pasando un momento complicado. ¿Qué es lo peor del sistema
        educativo actual?
        La burocracia y el papeleo que no lleva a ningún sitio. Po otro lado, con ese afán de que todos los alumnos
        consigan los mismos objetivos, se fomenta la ley del mínimo esfuerzo, penalizando el espíritu de sacrificio y
        superación, tan necesario en un mundo competitivo como el actual. Se emplean demasiados medios para el que
        no quiere y se deja de lado a los alumnos que por capacidad e interés podrían alcanzar cotas mucho más altas.
        ¿Cree que actualmente la figura del maestro o profesor está devaluada? ¿A qué crees que es debido?
        Sí, por supuesto. Pienso que se debe a un problema general de nuestra sociedad. No pasa sólo con los maestros,
        sino que ocurre también con otras profesiones, como por ejemplo los médicos; muchas veces si éstos no dicen o
        recetan lo que los algunos pacientes quieren, no dudan en decir que no saben.
        ¿Qué es lo que te gustaría haber enseñado a tus alumnos y que no has podido llevar a cabo plenamente?
        ¿Qué valores ha intentado inculcar a los alumnos en su etapa como profesor?
        Quizás algunos valores que desgraciadamente se están perdiendo, como el saber estar en grupo y respetar a todo
        y todos los que tienes alrededor. Es increíble la facilidad con la que un alumno hoy interrumpe el normal
        desarrollo de una clase, a veces sin ser consciente de que realmente esa acción es algo que puede perturbar. Lo
        mismo podemos decir con el uso y disfrute del material e instalaciones, y no hablemos de los papeles y basura
        que se tiran por el patio, en muchas ocasiones sin darse cuenta.
        A veces en clase las situaciones pueden volverse tensas, Cuéntame alguna vez en la que un estudiante te
        hizo perder la paciencia, ¿cómo reaccionaste?
        Después del primer calentón, con más paciencia.
        ¿Qué posición sueles ocupar en el aula para captar la atención de tus alumnos?
        La mayor parte del tiempo, de pie y junto a la pizarra, ya que toda explicación de Matemáticas comúnmente tiene
        que ir acompañada de la correspondiente demostración numérica o gráfica. Como para corregir ejercicios me
        gusta que sean los alumnos los que salgan a la pizarra, entonces me sitúo más bien al fondo del aula para tener
        una mejor perspectiva, aunque siempre me mantengo en movimiento.
        Los alumnos somos los que aprendemos de los profesores, pero muchas veces también sois vosotros los que
        aprendéis de los alumnos… ¿Hay algo que hayas aprendido de tus alumnos?
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        A escuchar, porque ellos también tienen muchas cosas que decir.
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