Page 92 - Necronomicon
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ninguna duda, ¿verdad? Aunque nunca se excitaba como yo". Dunn no conocía la verdadera
                  situación económica de Lovecraft, pero el hecho de no tener un trabajo regular, le hacían
                  suponer que tenía ingresos suficientes para seguir viviendo indefinidamente. Decía también
                  que Lovecraft no hablaba mucho y que sólo raramente sonreía o reía. "No tenía el más
                  mínimo sentido del humor". Los amigos de Dunn consideraban a Lovecraft "de risa", sin
                  sospechar que un día sería famoso. "Entre nosotros hacíamos cierta burla de él sin conocer
                  su verdadero fondo". Decía Dunn, que ahora lamentaba la falta de simpatía para H.P.L., de
                  cuyas limitaciones no se percató. Añadía que, de haber sabido que Lovecraft se convertiría
                  en una importante  figura  literaria, se  hubiese  fijado  en  él con  mayor  atención.  Otro
                  miembro del Providence Amateur Press Club de Providence, que habitaba en la vivienda
                  contigua a la de Dunn, tenía una hermana llamada Sacie Henry. En cierta ocasión, estando
                  Miss Henry de visita en casa de Dunn, a modo de broma entre amigos llamó por teléfono a
                  Lovecraft diciéndole que un día podrían salir juntos. El contestó: "Tengo que preguntárselo
                  a mi madre", y no ocurrió nada más. Como consecuencia de su predilección por el siglo
                  XVIII, Lovecraft se atavió en cierta ocasión con un traje colonial, o al menos con un
                  sombrero 'de tres picos y, así vestido, se hizo publicar una fotografía en un periódico de
                  Providence. Para algunos entusiastas de Lovecraft, sería un encomiable proyecto hallar esta
                  fotografía y reproducirla. Dunn, que no sólo era antibritánico sino también objetor de
                  conciencia, se negó a alistarse para la quinta de 1917 y se presentó al jefe de policía. Pasó
                  el resto de la Primera Guerra Mundial de prisión en prisión, acabando en Fort Leavenworth.
                  Después de la guerra, ingresó en un seminario y tomó sagradas órdenes dentro de la Iglesia
                  Católica. También nos dijo Dunn que el notable i investigador lovecraftiano R. A. Kisch
                  (también conocido como "Everts") le "pidió prestadas" las cartas que él poseía de Lovecraft
                  y que todavía estaba intentando recuperarlas. Tenemos una fotografía de Lovecraft cuando
                  tenía entre veintitrés y veintiséis años. Era la época en que empezaba a salir de la concha en
                  la que se había recluido en 1908, cuando una enfermedad no definida le impidió terminar
                  sus estudios en el Instituto. Entretanto había sido un verdadero "recluso excéntrico". Hacía
                  poca cosa, ganduleando por toda la casa, pero leía. Raramente salía con otro ser humano
                  que no fuera su desequilibrada madre.


                  Causaba una rara y sorprendente impresión, pero estaba aprendiendo que podía medrar
                  entre los  mortales, sino perfectamente, sí por lo menos hasta donde le permitiesen una
                  tolerancia  divertida. Por  aquella época, sin  embargo,  en este  serio,  perezoso, snob e
                  inadaptado erudito ya había indicios del bondadoso, genial, afectuoso, encantador, agudo y
                  entre tantos conceptos hombre admirable en el cual, lenta y dolorosamente, Lovecraft iría
                  madurando durante las siguientes dos décadas.






















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