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cuando los editores rechazaron sus relatos basados en sueños, él siempre tuvo la constante
                  sospecha de que habían tomado la decisión más adecuada (después de todo sus sueños no
                  eran para el consumo público). Y del mismo modo que los hechos cósmicos descritos en At
                  the   Mountain   of   Madness   (los   cuales   serán   a   la   biología   lo   que   Einstein   fue   a  las
                  matemáticas y a la física) sólo se citan en el Arkham Advertiser, en "un boletín oficial de la
                  Universidad Miskatonic", así Lovecraft era tan feliz publicando su obra en folletines de
                  aficionados como viéndola aceptada por Farnsworth Wright, el impredecible editor de
                  Weird Tales. Poco después de haber sido aceptada su primera narración por aquella revista,
                  escribió: "Estoy casi decidido a no escribir más narraciones, sino simplemente a soñar
                  cuando lo desee, y no pararme a hacer algo tan vulgar como escribir los sueños para el
                  cochino público". En 1924, antes del régimen de Wright, se había ofrecido a Lovecraft
                  (entonces de veinticuatro años) la dirección de Weird Tales; fue, en su vida, un raro ejemplo
                  de reconocimiento fuera del "círculo".

                  Pero rehusó poniendo como excusa su imagen pública. "Apenas puedo contemplar esto sin
                  un escalofrío. Pienso en la tragedia que un cambio así (hacia Chicago) sería para un viejo
                  anticuario que hubiese empezado a disfrutar las reliquias de New Amsterdam". En ambas
                  ocasiones, cuando estaba al borde del éxito, Lovecraft retrocedió al "anticuarismo" del siglo
                  XVIII, expresando sus sentimientos en arcaica prosa gótica. Para mantener su línea de
                  producción no necesitaba opíparas comidas ni drogas, ni sesiones de lectura hasta altas
                  horas de la noche, ni visitas a ruinas y lugares perdidos. Hasta la edad de treinta años,
                  Lovecraft nunca había estado ni una sola noche separado de sus chochas tías. Todo cuanto
                  tenía que hacer era levantarse por la mañana. Seguramente corría todas las cortinas,
                  encendía las luces e imaginaba que había estado trabajando toda la noche. Evidentemente,
                  para los seguidores de Freud, Jones y Jung, las pesadillas de Lovecraft, al igual que las de
                  Fuseli, podrían ser un festín. Lovecraft declaraba despreciar el "pueril simbolismo" de
                  Freud, quizá porque le asustaba afrontarlo. Y con razón. De las dos mujeres que juegan un
                  papel importante en las narraciones de Lovecraft, una de ellas es un ama de casa vampírica
                  (The Thing in the Doorstep), mientras que la otra es "una mujer albina de 35 años, algo
                  deformada y sin atractivo" (The Dunwich Horror). Los temas que se repiten en el panorama
                  de los sueños Cthulhu incluyen (escogidos al azar) densa maleza, entradas abiertas a
                  cuevas, colas en distensión y caras que son "meros conos blancos que se estrechan hasta ser
                  un tentáculo de sangre roja"; esto sin hablar (Lovecraft lo hace habitualmente) de aquellas
                  muchas "inmencionables" y blasfemas cosas que "podrían convertir a cualquier hombre en
                  un Dante o un Poe si pudiese mantenerse cuerdo el tiempo suficiente para poder contar lo
                  que había visto". Muchos de los que se tropezaban con esas cosas ("su efecto era más el de
                  una sugestión que el de una revelación") no se mantenían cuerdos mucho tiempo. Otros
                  volvían a la facultad de Miskatonic para ser tratados en el futuro como "folkloristas
                  desagradablemente eruditos" y, presumiblemente, como Dantes frustrados. Los seguidores
                  de Jung podrían considerar como temas centrales los mitos-sueños Cthulhu, por un lado el
                  punto de vista de Lovecraft, expresado a menudo, de que la consciencia humana vive,
                  afortunadamente, en "una plácida isla de nebulosos mares negros de infinitud" (los motivos
                  clave que ilustran estos temas podrían incluir la Oscuridad, los Cataclismos, los Animales
                  Inspiradores de Temor y los lenguajes Incomprensibles).

                  Por otro lado sus diversas versiones de "La Caída" (la expulsión del Edén del Satán de
                  Milton o la expulsión desde el cielo uterino al abismo terrestre, motivos clave que quizá



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