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Podría ser una explicación el hecho de que las narraciones de Lovecraft son producto de
                  una mente  envidiablemente bien adaptada o, mejor dicho, bien adaptada a un universo
                  curiosamente autárquico.


                  Reaccionaba como hubiese reaccionado cualquiera en circunstancias similares. No teniendo
                  los relatos ningún punto de contacto con el mundo exterior, y siendo el propio Lovecraft
                  parte  dei   mundo   que  había   creado,   podía   universalizar,   como   es   lógico,  sus   propias
                  reacciones y proclamar que era aquello "lo que el lector debía sentir". Incluido el estilo
                  arcaico y gótico en el que están expresadas estas sensaciones. No coaccionaba al lector:
                  simplemente le daba a conocer algo que tenía probabilidades de ser. Por otra parte, si
                  Lovecraft trató de adaptarse a la sociedad (y no hay gran evidencia de ello, lo que ya se ha
                  visto en su respuesta ante dos importantes decisiones de su vida: la oferta de un cargo de
                  redactor-jefe y su matrimonio), sus cuentos se convertirían en una curiosa forma de ficción
                  reincidente; habría escapado de una prisión para ingresar como paciente voluntario en otra.
                  Y su prosa sería parte dei mismo proceso por cuanto él mismo se habría distanciado del
                  horrible mundo de sus sueños. También existe, desde luego, una tercera alternativa sugerida
                  a menudo y que cortocircuita el problema: que Lovecraft era "un escritor atroz". '


                  El estilo de Lovecraft crea impresiones y, quizá, alienta al lector a desarrollar y ampliar la
                  mitología  aventada, según se pone de manifiesto en los muchos escritores que desde la
                  muerte   de   Lovecraft   han   aportado   narraciones   a   los   Mitos   Cthulhu.   Su   examen   de
                  Supernatural   Horror   in   Literature   tenía,   con   mucho,   el   mismo   efecto.   El   talento   de
                  Lovecraft no es apropiado para una critica' o un análisis profundos, sino más bien para
                  presentar una impresión dramática de las narraciones que había escogido, impresión que a
                  menudo era mas espectacular que las propias narraciones. Los cuentos de los Mitos Cthulhu
                  suelen relacionarse habitualmente con una serie de "estados de ánimo" que corresponden a
                  un gradual despertar del narrador: elitismo, ansiedad, curiosidad, comprensión, terror. Estos
                  "estados de Animo" se exteriorizan a menudo por sucesivas descripciones de toda suerte de
                  impresiones sensitivas: sonido, hedor, visión y tacto. La conclusión de la narración va
                  precedida invariablemente por el clímax aterrorizador, que se evoca de manera grandiosa.

                  En los primeros  relatos,  el  narrador  es  un   erudito  y  anticuario  que  pertenece  a  una
                  universidad o institución  reconocible. Después pasa a ser un profesor de la Universidad
                  Miskatonic, Arkham. Finalmente se convertirá en lo que a Lovecraft le hubiera gustado ser:
                  "un hombre excéntrico y maduro de Providence, Rhode Island, llamado Ward Phillips".
                  "¿Dónde están mis fragmentos Lovecraft?" preguntaba en 1929. La respuesta llegó en los
                  últimos cinco años de su vida con el talento que mostró cuando se acercaba su fin para
                  recrear los estados de ánimo, impresiones y clímax de sus sueños, los cuales no se
                  preocuparía de atribuir a nadie más.


                  Pero  más   que  los   propios   relatos   es   la  estructura   interna  de  las  referencias   eruditas
                  contenidas en ellos, lo que  ha continuado fascinando a los lectores de Lovecraft. Sus
                  narraciones   Cthulhu   de   más   éxito   adoptan   la   forma   de   reportajes   –   sobre   sucesos
                  misteriosos   –   hechos   al   azar.   Todos   ellos   van   formando   gradualmente   un   conjunto
                  coherente con la ayuda de ciertos "libros prohibidos". Estos reportajes proporcionan el
                  telón de fondo, y los relatos raramente asocian al narrador de modo directo con los sucesos
                  cósmicos  que  se  producen  a  su alrededor.  Están  más  conectados con  la recepción e



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