Page 98 - Necronomicon
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Podría ser una explicación el hecho de que las narraciones de Lovecraft son producto de
una mente envidiablemente bien adaptada o, mejor dicho, bien adaptada a un universo
curiosamente autárquico.
Reaccionaba como hubiese reaccionado cualquiera en circunstancias similares. No teniendo
los relatos ningún punto de contacto con el mundo exterior, y siendo el propio Lovecraft
parte dei mundo que había creado, podía universalizar, como es lógico, sus propias
reacciones y proclamar que era aquello "lo que el lector debía sentir". Incluido el estilo
arcaico y gótico en el que están expresadas estas sensaciones. No coaccionaba al lector:
simplemente le daba a conocer algo que tenía probabilidades de ser. Por otra parte, si
Lovecraft trató de adaptarse a la sociedad (y no hay gran evidencia de ello, lo que ya se ha
visto en su respuesta ante dos importantes decisiones de su vida: la oferta de un cargo de
redactor-jefe y su matrimonio), sus cuentos se convertirían en una curiosa forma de ficción
reincidente; habría escapado de una prisión para ingresar como paciente voluntario en otra.
Y su prosa sería parte dei mismo proceso por cuanto él mismo se habría distanciado del
horrible mundo de sus sueños. También existe, desde luego, una tercera alternativa sugerida
a menudo y que cortocircuita el problema: que Lovecraft era "un escritor atroz". '
El estilo de Lovecraft crea impresiones y, quizá, alienta al lector a desarrollar y ampliar la
mitología aventada, según se pone de manifiesto en los muchos escritores que desde la
muerte de Lovecraft han aportado narraciones a los Mitos Cthulhu. Su examen de
Supernatural Horror in Literature tenía, con mucho, el mismo efecto. El talento de
Lovecraft no es apropiado para una critica' o un análisis profundos, sino más bien para
presentar una impresión dramática de las narraciones que había escogido, impresión que a
menudo era mas espectacular que las propias narraciones. Los cuentos de los Mitos Cthulhu
suelen relacionarse habitualmente con una serie de "estados de ánimo" que corresponden a
un gradual despertar del narrador: elitismo, ansiedad, curiosidad, comprensión, terror. Estos
"estados de Animo" se exteriorizan a menudo por sucesivas descripciones de toda suerte de
impresiones sensitivas: sonido, hedor, visión y tacto. La conclusión de la narración va
precedida invariablemente por el clímax aterrorizador, que se evoca de manera grandiosa.
En los primeros relatos, el narrador es un erudito y anticuario que pertenece a una
universidad o institución reconocible. Después pasa a ser un profesor de la Universidad
Miskatonic, Arkham. Finalmente se convertirá en lo que a Lovecraft le hubiera gustado ser:
"un hombre excéntrico y maduro de Providence, Rhode Island, llamado Ward Phillips".
"¿Dónde están mis fragmentos Lovecraft?" preguntaba en 1929. La respuesta llegó en los
últimos cinco años de su vida con el talento que mostró cuando se acercaba su fin para
recrear los estados de ánimo, impresiones y clímax de sus sueños, los cuales no se
preocuparía de atribuir a nadie más.
Pero más que los propios relatos es la estructura interna de las referencias eruditas
contenidas en ellos, lo que ha continuado fascinando a los lectores de Lovecraft. Sus
narraciones Cthulhu de más éxito adoptan la forma de reportajes – sobre sucesos
misteriosos – hechos al azar. Todos ellos van formando gradualmente un conjunto
coherente con la ayuda de ciertos "libros prohibidos". Estos reportajes proporcionan el
telón de fondo, y los relatos raramente asocian al narrador de modo directo con los sucesos
cósmicos que se producen a su alrededor. Están más conectados con la recepción e
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