Page 11 - El paraiso perdido
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La  desesperación  de  Eva  nace de  su  voluntad  de  no  engendrar  para  que
                                         nadie tenga que  morir.  La mujer en  función de la fecundidad.
                                            La  desesperación  es  tanto  más  trágica  cuanto  la  felicidad  -verdadera  o
                                         soñada-  fue  tanto  más  intensa.  Milton  presenta  su  poema  como  algo  real,
                                         histórico, al  menos mientras se va realizando.  Solo al  final, en  los libros  11  y
                                         12. empieza a cobrar fuerza inusitada su carácter de símbolo.  Pero la felicidad
                                         pintada sobre todo en el  libro 4 es real:
                                             “...Into their inmost bower
                                             Handed they went; and eased the putting off
                                             These troublesome disguises which we wear,
                                             Straight side by side vvere laid.  ñor turned  I  ween
                                             Adam  from  his fair spouse.  ñor Eve the rites
                                             Mysterious of connubial love refused:" (4.  738 y ss.)
                                            A  continuación  leemos  las consideraciones de  Milton  sobre  la  pureza  de
                                         las relaciones sexuales, que sugieren que la escena anterior también tiene cate­
                                         goría de símbolo universal  sin dejar de tener categoría de historia  real.
                                            La  felicidad  esta  relacionada  con  el  mundo vegetal  puesto  que es bello e
                                         inocente.  Es vida.  Toda  la parte del  poema que tiene lugar en el  Paraíso está
                                         embellecida por árboles y flores, perfumada por frutos. Los arroyos y las estre­
                                         llas  hacen  más completa  esta  felicidad  que  tiene  su  paralelo  en  el  Ciclo.  La
                                         naturaleza animal está al  servicio del  hombre y de su gozo:
                                             “Sporting the lion  ramped. and  in  his paw
                                             Dandled the kid;  bears. tigers. ounces,  pards.
                                             gambolied before them.  the unwiedly elephant
                                             to make them  rnirth  used all  his  might. and wreathed
                                             his lithe proboscis...” (4.  343 y ss.)

                                            Toda la  tierra y las obras de |os hombres resultan  pequeñas a  Milton que
                                         tiene una visión  universal  muy amplia:
                                             “Of Cambalu. seat of Cathaian  Khan
                                             And Samarchand  by Oxus. Temir’s troné.
                                             To  Paquin  of Sinaean  kings. and thence
                                             To Agrá and  Lahor of great  Mogul
                                             Down  to the golden Chersonese. or where
                                             The Persian en  Ecbatan  sat. or since
                                             In  Hispahan. or where the Russian czar
                                             In  Mosco, or the sultán  in  Bizance,
                                            Turchestan-born;  ñor could  his eye not  ken
                                            The empire of negus to his utmost  port
                                             Ercoco and the less maritime kings
                                             Mombaza. and Quiloa. and  Melind...” (11.  388 y ss.)
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