Page 165 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
P. 165
VERDAD Y MENTIRA 173
pastor29 de Mentira. Y le dijo: «Toma estos ciento diez panes, así como
este bastón, este /[7,5] odre, esta espada, este par de sandalias, y guárda
me a este buey hasta que yo haya regresado de la ciudad».
h a vengan
Y despues de muchos días tras esto, su buey pasó numerosos meses
con el boyero de Mentira. Entonces, Mentira /[8,1] fue a sus campos para
ver sus bueyes. Vio entonces este buey del joven, que era hermoso, muy
hermoso de apecto. Dijo entonces a su pastor: «Que se me entregue este
buey y que yo lo coma». Pero el pastor respondió: «El no te pertenece30
[.......] yo no puedo dártelo». Entonces Mentira le dijo: «¡Pues bien! Tie
nes todos mis bueyes, absolutamente todos, a tu disposición: entrégale
uno de ellos a su propietario». Entonces el joven oyó /[8,5] decir que
Mentira había cogido su buey. Regresó al lugar en que estaba el pastor de
Mentira y le dijo: «¿Dónde está mi buey? Yo no lo veo en medio de tus
bueyes». Entonces el pastor le dijo: «Todos los bueyes, absolutamente to
dos, están a tu disposición. Toma /[9,1] para ti aquél que tú desees». Pero
el joven dijo: «¿Es que hay algún buey de la talla del mío? Si se alzara en
Paiuamun31, el mechón de su cola reposaría (en) la región en la que cre
ce el papiro, en tanto que uno de sus cuernos estaría sobre la montaña del
oeste y el otro sobre la montaña del este, siendo el brazo principal del
Nilo su lugar de reposo32; y le nacen sesenta becerros33 /[9,5] cada día».
Entonces le dijo el pastor: «¿Es posible que exista un buey de la talla
que tú dices?». Pero el joven se apoderó de él y lo llevó al lugar en que se
encontraba Mentira, y llevó /[10,1] [a Mentira] ante el tribunal, delante de
la Enéada. Entonces <estos dioses> dijeron al joven: «¡No es cierto!34 [...
...] no hemos visto jamás un buey de la talla que tú dices». Pero el joven
2'J M inw ; más adelante se precisará M inw ¡h(w ) «boyero».
11 Bn ink SW «él no es mío», construcción clásica, en la que una palabra igual que el pro
nombre independiente y significando «mío», «tuyo», etc., desempeña el papel de un predicado
adjetival (Gardiner, Eg. Gram. § 114, 3 y JEA 20 (1934), p. 13).
11 Paiuamun, la Isla de Amón, nombre sagrado de la capital del nomo XVII del Bajo Egip
to (Diospolita inferior). Hoy día El Balamun. Cfr. H. Gauthier, Dictionnaire Géogr., 1, 44.
En esta hipérbole se supone que el buey se encuentra adosado a la región de marismas
del norte (la región en la que crece el papiro), con su cabeza girada hacia la extremidad del del
ta, ocupando su cuerpo la mitad del valle. J. Bolte (citado más arriba, p. 170) ha señalado que en
el folclore europeo hay descripciones exageradas análogas (como las de un chivo, una col, o una
marmita de talla extraordinaria).
’3 Lit. «se le (n. í) pone en el mundo sesenta becerros» (es decir: procrea sesenta becerros).
Se trata de la vieja fórmula (cfr. Pirámides 179a) empleada para la paternidad humana (o divina),
p. ej.: «éste es mi hijo, ha sido puesto en el mundo (=ha nacido) para Mi Majestad» (Rerlín 1157,
18); lo mismo en Ptabokp 623. Comparar con la expresión paralela: «yo le he puesto en el mun
do un niño», es decir: yo lo hice padre de un hijo, o: yo le di un hijo (Horas y Setb 6,8-9).
’4 La misma expresión cdi «esto no es cierto» la encontramos en Vnamón 2, 23 y en Horns y
Selb 12,5. Y véase más arriba, p. 155, nota 26.