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vergüenza El gran contraste
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Alegría incondicional
No tengas
Se casó…
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éxito
este mundo Todo tiene un motivo El verdadero
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en la dirección correcta El prestigio imaginario de
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ruedas Empieza a vivir La gran mentira Invertir
.
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Aceitando las
¡No te preocupes!
sabiduría…
.
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serenidad Verdad hay una sola Pensé en adquirir
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la verdad
¿Dónde estoy parado?
Pensar con
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de la constancia El poder de dominarse Reconocer
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Sentido común En retrospectiva La importancia
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verdadera sabiduría El ocio El ocio cansa y debilita
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orden Empezar desde abajo Preciado tiempo La
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que no vean cosas vanas Pongamos la cabeza en
.
Aparta mis ojos,
Asesoramiento y orientación
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El simple – siempre fortaleciéndose
Aprender a hablar La simplicidad de la auténtica fe
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Índice
20| En el Jardín de la Sabiduría - 29 - Capítulo Uno: La desventaja es una ventaja mental y que ore por cada cosa que necesita. inocente, que es la que posibilita que uno pueda tener claridad una emuná (fe pura y auténtica en el Creador Único) simple e un éxito tremendo! ¿Y por qué? Porqu
Él respondió: “No, alguien me entregó la carta en nombre del El Sabiondo viajaba en un gran carruaje con gran pompa. El
Rey”. Simple llegó hasta él y con mucho afecto le preguntó cómo
estaba. “Hermano mío, ¡queridísimo amigo! ¿Cómo estás?
Entonces él le dijo al mensajero: “Ves entonces con tus ¡Bendito Aquel que te ha hecho volver y me ha concedido
propios ojos que lo que digo es cierto, que no existe un Rey en el privilegio de verte nuevamente!”. Pero el Sabiondo, como
absoluto”. Entonces le preguntó: “Dime, tú eres de la ciudad ya dijimos, sentía que todo el mundo era como una nada, y
capital y viviste allí toda tu vida; ¿acaso alguna vez viste al mucho más alguien como el Simple, que parecía un demente.
Rey?”. Pero a pesar de eso, y en virtud del gran afecto que los había
Él respondió: “No”. (Porque en verdad no todos tienen unido en su infancia, se acercó a él y viajaron juntos por la
el mérito de ver al Rey, ya que rara vez el Rey aparece en ciudad.
público). Los dos comerciantes mencionados al principio –los padres
El Sabiondo le dijo: “Ves entonces que mis palabras son hechos de estos dos hijos– fallecieron mientras el Sabiondo estaba de
claros y establecidos, que ciertamente no existe un Rey, ya que viaje por varios países y quedaron sus mansiones. El Simple,
ni siquiera tú has visto al Rey en toda tu vida”. que se había quedado en su pueblo natal, se había mudado
a la casa de su padre y la había heredado. Pero el Sabiondo,
El mensajero astuto continuó preguntando: “De ser así, ¿quién que había estado en el extranjero, no tenía quién la reclame
gobierna el país?”. en su nombre y la mansión había quedado abandonada y en
ruinas y no quedó nada de ella. Por lo tanto, el Sabiondo no
El Sabiondo le respondió: “Te voy a dar una explicación. Le tenía ningún lugar donde alojarse al llegar. Se hospedó en una
preguntaste a la persona indicada, pues yo soy un experto en posada pero sufrió mucho estando allí, ya que la posada no
el tema, ya que viajé por muchos países y estuve en Italia. Allí era de su agrado. El Simple tenía ahora un nuevo pasatiempo:
se acostumbra que haya setenta ministros consejeros (sarei ir corriendo de su casa al Sabiondo y de vuelta con amor y
reteirin) que dirigen el país durante un lapso designado. Todos alegría. El Simple notó lo mucho que sufría el Sabiondo en
los ciudadanos del país se turnan para oficiar de consejero, la posada y le dijo: “Hermano mío, ¿por qué no vienes a
uno después del otro”. Sus palabras empezaron a causar quedarte en mi casa? Correré todas mis pertenencias a un
efecto en el mensajero astuto, hasta que ambos se pusieron de rincón y el resto de mi casa es tuyo para que lo uses como
acuerdo y decretaron que no existe un Rey en el mundo. desees”. La idea le agradó mucho al Sabiondo, quien fue a la
Entonces el Sabiondo dijo: “Espera hasta la mañana y te casa del Simple y se hospedó allí.
mostraré una prueba después de otra”. Él se levantó a la Ahora bien: el Sabiondo sufría una constante angustia,
mañana (o sea, el amigo del Simple, a quien llamamos “el porque se dio a conocer que era un hombre de extraordinaria
Sabiondo”) y despertó a su amigo, el mensajero astuto, y le inteligencia, artesano y prestigioso doctor. Una vez fue un
dijo: “Ven conmigo afuera y te mostraré con total claridad que ministro a verlo y le pidió que le hiciera un anillo de oro. Él
el mundo está totalmente equivocado, y en verdad no existe le hizo un anillo muy fino con exquisitos grabados y con la
un Rey, y están todos totalmente equivocados”. imagen de un árbol maravilloso. Pero cuando fue el noble a
Entonces fueron al mercado y allí vieron a un soldado. Se le verlo, no le gustó nada el anillo. El Sabiondo sufrió muchísimo
acercaron y le preguntaron: “¿A quién sirves?”. por esa causa, ya que él sabía que si ese mismo anillo con el
árbol lo hubiesen visto en España, habría sido objeto de gran
admiración y honra.