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168| En el Jardín de la Sabiduría Capítulo Cinco: ¡Sin burlas! | 169 arrogancia por el hecho de ser cómico. que es mejor que otra persona y también que no sienta
una situación mucho mejor que la del Simple, no sea feliz con
lo que Hashem me dio? He aquí un ejemplo vivo de que, si
quiero, yo también puedo –y debo– ser feliz. Este hombre tiene
mucho menos de lo que tengo yo, pero a pesar de todo está
siempre contento. Esto debería dejarme pensando: ¿Acaso
estoy equivocado en la forma en que encaro la vida? ¿Qué
puedo decir? ¿Que si se alegra con el zapato triangular que
hizo es un loco? ¡Al revés! ¡Si él es capaz de sentirse feliz con
tan poca cosa, entonces tengo mucho que aprender de él! Si
yo veo que toda mi filosofía de vida no me lleva a la felicidad,
entonces probablemente esa filosofía esté equivocada y me
convenga buscar otra forma de vivir una vida plena.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la gente no está
dispuesta a admitir que está equivocada y entonces lo que
hacen es burlarse del Simple, para así poder justificar la
mentira que ellos mismos están viviendo. Piensan que al
burlarse del Simple y catalogarlo de “chiflado”, van a poder
seguir sintiéndose bien con ellos mismos, con su arrogancia y
con su depresión. Eso es lo que se llama ser “burlón”, que es el
peor rasgo de carácter y el que Hashem más aborrece.
Lamentablemente, este es un fenómeno que ha ido
aumentando en los últimos años: que la persona simple que
actúa con inocencia es rotulada de “loca” en una sociedad que
fomenta la rivalidad y la astucia.
La gente iba a verlo y se ponía a conversar con él con la
intención de burlarse de él. Pero antes de hablar con ellos, el
Simple estipulaba: “¡Por favor sin burlas!”.
Eso fue lo que dijo Rabí Abraham ben Rabí Najman, que
en estas últimas generaciones llegó al mundo una forma de
impureza muy terrible, que es el deseo enfermo que tiene
alguna gente de reírse de los demás y burlarse de la verdad.
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Capítulo Cuatro: El regalo de la vida
como cuando uno da a entender a través del chiste 3. Que el chiste no sea una expresión de arrogancia, 2. Que el chiste
las generaciones que le precedieron. Hay que ser necio para
desechar semejantes riquezas espirituales.
A decir verdad, no hace falta alejarse del hogar físico del
padre, tal como hizo el Sabiondo, para abandonar el “hogar
espiritual”. Uno puede seguir durmiendo en su casa y
comiendo su mismo pan, pero si desprecia la tradición de su 6
padre y se burla de ella, entonces acabará perdiendo su hogar
espiritual.
El declive de las generaciones
Una de las más grandes falacias de la mentalidad moderna
es la idea de que la gente contemporánea es más inteligente
que los que vivieron en generaciones anteriores. Maimónides
escribe que vieron con sus propios ojos revelaciones Divinas,
tal como ocurrió con nuestros ancestros en el Monte Sinaí, pero
las generaciones subsiguientes progresivamente se fueron
alejando cada vez más hasta que hubo quienes cometieron
graves errores, como cuando empezaron a adorar ídolos y a
seguir ideologías falsas.
Las generaciones más recientes se han apartado mucho más
de nuestra fuente espiritual, hasta tal punto que incluso los
sabios del Talmud señalaron que si las primeras generaciones
eran ángeles, entonces nosotros somos mortales, pero que si
las primeras generaciones eran mortales entonces nosotros
somos burros, y no como el burro de Rabí Pinjas ben Yair, sino
burros normales (Shabat 112). Vemos entonces que los sabios del
Talmud percibían el mundo de manera muy diferente a la
forma en que las generaciones de la alta tecnología lo perciben
hoy en día. Allí donde los contemporáneos ven progreso
material, los antiguos veían declive espiritual.
No olvidemos que hasta el más insignificante amoraíta
(sabio Talmúdico mencionado en forma expresa en la
Guemará) era capaz de revivir a un muerto. Sin embargo,
vida se ha de convertir en un paraíso terrenal. haga y ore para alcanzar la verdad y la emuná verá que su poderoso mensaje de fortalecimiento espiritual. Y el que lo Conviene estudiar a fondo este capítulo, pues co
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