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260| En el Jardín de la Sabiduría Capítulo Ocho: El declive del Sabiondo
Resulta que siguieron viajando y llegaron a la ciudad
donde vivía el primer ministro (o sea, el Simple, el amigo
del Sabiondo). En esa ciudad, había un genuino Hacedor
de Milagros que era muy respetado, ya que hacía cosas
asombrosas, e incluso entre los nobles era importante y
reconocido. El Sabiondo y su compañero llegaron a la ciudad
y dieron vueltas por ella hasta que llegaron a la casa del
Hacedor de Milagros. Vieron cuarenta o cincuenta carruajes
alineados transportando a gente enferma. El Sabiondo pensó
que seguramente allí vivía un doctor y quiso entrar, porque
él también era un gran doctor. Entonces quiso entrar y
conocer a aquel hombre. Preguntó: “¿Quién vive aquí?”. Ellos
respondieron: “Un Hacedor de Milagros”.
Él se echó a reír y le dijo a su amigo: “¡Esta es la mentira
más grande! ¡Es una tontería incluso mayor que la falacia
del Rey! ¡Amigo mío, déjame que te explique lo falso que es
esto, y lo terriblemente equivocado que está el mundo con
esta falsedad!”.
El Sabiondo alcanza aquí un nuevo y agudo nivel de herejía:
la negación de los tzadikim, los hombres justos y piadosos
que dedican sus vidas a servir a Hashem y ayudar a los
demás, sin esperar recompensa ni en este mundo ni en el
mundo venidero. Y esta es la razón por la cual la negación de
los tzadikim es tan terrible:
1. La fe en los tzadikim es la base de la fe en Hashem. La
Torá describe el exaltado nivel espiritual del pueblo
judío cuando presenciaron la división del Mar Rojo
y dice así (Éxodo 14:31): “Y ellos creyeron en Hashem
y en Su siervo, Moisés”. No cualquiera es capaz de
enseñarle la voluntad de Hashem a toda una nación.
Únicamente un tzadik abnegado, humilde y sin tacha
como Moisés –y su contraparte en cada generación–
puede hacer algo así. Es por eso que la Torá nos dice que saben, entienden y cumplen más que cualquier otra
Capítulo Ocho: El declive del Sabiondo
| 269 emuná. persona pura e inocente y a la vez absolutamente firme en su cambiar al Simple en lo absoluto. Él siguió siendo la misma aceptado para el puesto de gobernador. Nada de eso logró eran por iniciati
“¿Tú crees en cosas sobrenaturales? Por supuesto que sí. Hay
un sinfín de testimonios e historias de mensajes y revelaciones
del otro mundo. A primera vista, parecería que la pregunta del
Sabiondo es legítima, pero si profundizamos, veremos que en
realidad él está expresando dudas acerca de todo lo que está
por encima de la naturaleza, incluyendo el alma. ¿Cuántas
personas han tenido sueños en los que un pariente fallecido
hace ya tiempo les revela un secreto? Eso obviamente no es
algo que esté dentro del ámbito de la naturaleza.
Una vez mi padre, de bendita memoria, me contó acerca de
un conocido de él que se le apareció en un sueño. Los hijos
de ese hombre no observaban el Shabat y él quería que mis
padres les dijeran que estaba sufriendo muchísimo en el
otro mundo a causa de las transgresiones de sus hijos. En el
sueño, ese hombre le dio a mi padre una señal para que les
demostrara que el sueño era algo real: le dijo que si buscaban
en un determinado escondite, iban a encontrar cierta suma
de dinero. Y así fue. Ahora que se despertaron de su letargo
espiritual, los hijos del difunto empezaron a observar el
Shabat. Entonces el difunto retornó a mi padre otra vez en
un sueño para darle las gracias, y le dijo que ahora gozaba de
paz eterna.
El Rabino Itzjak Zilber, de bendita memoria, en su libro
“Permanecer Judío”, cuenta un episodio que sucedió en la era
comunista. Un día se presentó ante el sepulturero de la ciudad
de Tashkent un oficial del ejército ruso con un pedido muy
extraño: su padre había fallecido durante la Segunda Guerra
Mundial y él, su hijo, sabía que estaba enterrado en Tashkent y
también conocía el lugar exacto de la tumba. Resulta que una
noche, su padre se le había aparecido en un sueño y le mostró
que encima de su tumba, que estaba situada en la ladera de
una montaña, caía agua de lluvia de dos tumbas situadas
más arriba. Y como consecuencia, se había resquebrajado la
matzevá (monumento) y la tumba estaba llena de agua y hacía
falta repararla. Cuando el sueño volvió a repetirse, el hijo
siguió sin hacerle caso. Pero cuando se repitió por tercera vez,
Torá y cuyo principal incentivo es demostrarles a los demás Por desgracia, a veces nos encontramos con gente que estudia su propio ego. obtiene el burlón, que en l
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