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MUJERES MIGRANTES
             INDOCUMENTADAS
             Y VULNERABILIDAD
             ANTE EL VIH/SIDA
             En los países centroamericanos y en el
             sur de México, las mujeres migran
             sobre todo por razones laborales, en
             busca de mejoras económicas que no
             se pueden satisfacer en sus lugares
             de origen (Caballero García, Dre-
             ser Mansilla, Leyva Flores, Bronf-
             man Pertzovsky, 2002). En estos
             escenarios de búsqueda de alter-
             nativas, la condición biológica
             específica de las mujeres, con un
             riesgo tres o cuatro veces mayor
             de infectarse con el  VIH que los
             hombres, se potencia frente al he-
             cho de que sea socialmente aceptado
             que las mujeres jóvenes se relacionen
             con hombres de mayor edad que pre-
             sentan tasas de prevalencia de VIH/SIDA
             mayores respecto de los grupos más jó-
             venes, y en las que las relaciones de género
             desiguales constituyen el principal obstáculo
             para negociar el uso del condón (Herrera y Cam-
             pero, 2002). En estos contextos, pedir que las
             mujeres migrantes indocumentadas se hagan respons-
             ables de su salud es añadir un elemento de culpabilidad
             individual ante situaciones estructurales que están fuera  Se ha identificado que socialmente existe la creencia de
             de su capacidad de respuesta (Liguori, 1999). Algunas evi-  que las mujeres que deciden migrar “están dispuestas a
             dencias, producto de investigaciones científicas, comien-  todo”; esta situación se agudiza si se reconoce que en el
             zan a aportar datos de la relación de vulnerabilidad social  contexto migratorio centroamericano la mayoría de los
             ante el VIH/SIDA asociada a la movilidad y a movimientos  que migran son varones. Las mujeres migrantes indocu-
             migratorios, donde la mujer se encuentra en situación de  mentadas en tránsito hacia el lugar de destino llegan a
             desventaja tanto por su condición de migrante indocu-  representar hasta 25% del total del grupo de migrantes
             mentada como de mujer compañera del migrante que se   (Caballero García, Dreser Mansilla, Leyva Flores, Bronf-
             queda en la comunidad de origen.                      man Pertzovsky, 2002). En estas condiciones, la mujer
                                                                   puede ser objeto de acoso y violaciones sexuales en casi
             En el nivel global, de acuerdo con publicaciones de   cualquier punto del trayecto; pero aunque no suceda algu-
             ONUSIDA (2002), se indica que a finales del 2001 había  no de estos percances, la mujer no deja de estar cons-
             37.1 millones de adultos viviendo con VIH, de los cuales  ciente de su situación de vulnerabilidad. En este contexto,
             casi la mitad eran mujeres (18.5 millones). Además, en  cobran sentido las redes de apoyo en dos vías: entre los
             los países llamados subdesarrollados vive 95% de las per-  migrantes y para los migrantes.
             sonas con VIH, y en todos ellos la epidemia se ha concen-
             trado en las poblaciones más marginadas socialmente, en  Por una parte, los migrantes se apoyan entre sí formando
             la periferia de las grandes ciudades y en las zonas rurales.  grupos ya desde el lugar de origen o a lo largo del trayec-
             En el África subsahariana, las mujeres representan 55%  to. La mujer migrante indocumentada se inserta en estos
             de las personas con VIH; en América Latina, 25%; en el  grupos mayoritariamente conformados por varones bus-
             Caribe, 35%, y en Europa y los Estados Unidos consti-  cando, esencialmente, su protección. Dentro del grupo,
             tuyen 20%. En México, según Herrera y Campero (2002),  las mujeres se integran y aceptan realizar todo lo rela-
             en los estados más pobres y con una alta emigración de  cionado cultural y socialmente con las mujeres, es decir,
             población masculina, como en las zonas fronterizas del sur  las tareas del cuidado de los demás y los quehaceres do-
             de la República por ejemplo, por cada mujer hay tres  mésticos, como el lavar la ropa del grupo o cocinar, que
             hombres con VIH/SIDA, cuando la proporción nacional es  en ocasiones sirve como pago de su integración al grupo.
             de seis a una.                                        Aveces las mujeres sirven como moneda de cambio a un



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                        en cifras
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