Page 28 - Confesiones de mi alumno
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que escribiera; pero no, en sus ojos se veía la verdad, en sus gestos y en su
voz.
―No será un alma en pena ―trate de asustarle con mi comentario.
―¿Tú crees profe? ―me miro con los ojos más abiertos.
―De repente es un espíritu, algún elemental de la naturaleza. ― comente
queriéndole convencer.
―¿Tú crees profe? ¿No me estaré volviendo loco? ―volvió a preguntar
―¡No lo sé! ―le respondí y me calle. Mire al suelo preocupado, triste.
Entonces comprendí que mi amigo tenía razón: estaba enloqueciendo.
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