Page 49 - Confesiones de mi alumno
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VIII
Cómo llamarle, de qué manera describirlo, serviría alguna figura literaria para
mostrarte a mi alumno. Era un adjetivo posesivo, y violento con las palabras, si
alguien le fastidiaba, le respondía con golpes. Se comparaba con los mejores
oradores de nuestro país, y en cierta forma tenia algunas cualidades de ellos.
A todos sus compañeros les decía que él sabía más que los profes, y se llamaba a
sí mismo “el mejor matemático de cuarto” una tarde se me acerco y lleno de
vanidad me dijo:
―Profe, quieres que te enseñe Mate.
Quería estudiar ginecología para ver muchas vaginas, y no sentía vergüenza,
ni respeto en decirlo delante de todas sus compañeras.
A veces trataba de evitarlo, y me alejaba de él, pero era pegajoso el muchacho y
siempre que me veía gritaba y todavía mal pronunciado.
―¡Proje! ¡Proje! te puedo hacer una pregunta.
―No sé ―me apresuraba a responderle. El preguntaba no porque no supiera,
sino para saber si el profe sabia.
―Con cada pensamiento se gasta mi energía vital ―le bromeé una vez.
―Cómo así, profe ―me pregunto.
―Es que cuando mis neuronas se activan, pierdo vitalidad, así que no debo
pensar en cosas vanas ―quise bromearle más.
―Eso quiere decir que no deberíamos razonar, profe ―dijo el muchacho.
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