Page 55 - Confesiones de mi alumno
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verme se acercó. Tenía el rostro serio, y caminaba lento como si le pesaran los
pies, lo vi preocupado hablando solo; como si algo terrible le hubiera pasado.
El no caminaba así. Entonces dijo:
―Ahora estoy seguro que estoy loco, profe.
―Sigues con lo mismo ¿por qué dices eso? ― pregunte.
―Es que, ya no sé lo que hago, profe, no se cual es real y cuáles mis sueños
―bajo la mirada.
―Haber explícame mejor, que no entendí ―y empezó a contarme lo que le
había sucedido y que era para no creer.
―Profe me siguen llamando en ese bosque, escucho voces profe, que me llaman,
pero sabes profe yo soy valiente y siempre le respondo con gritos ¡quién
mierda me llama!
Ya no me sorprendía sus groserías, pues lo decía tan seguido que parecía
normal y parte de su lenguaje. En la calle, en la clase, y hasta una vez se soltó
una cuando vino su madre a recoger su libreta
―¡No ensucies la libreta! ―le dijo su madre.
―¡que chucha! ―le respondió ¡que muchacho!
Así que siempre que le oía decir una palabra gruesa, fingía no escucharle:
Me había cansado de repetirle tantas veces “¡controla tu lengua!”
“¡controla tu lengua!”
Volvimos al presente a esa noche templada de los valles y le dije:
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