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DE ENTRADA
HIStORIA
Viene de la pág. 27 carne y hueso, madre de José, se inicia
La historia detrás de la Isolina de
en 1981, cuando adquirió el traspaso
un pequeño local miraflorino de 40
metros cuadrados que funcionaba
como cebichería. Aunque nunca había
preparado comida a base de pescados
y mariscos, decidió continuar con el
negocio. Su deseo de sacar adelante
a sus cuatro hijos la impulsó a dejar
su antiguo trabajo como secretaria en
un ministerio para vivir de la cocina.
Durante los primeros cinco años,
doña Isolina se esforzó por aprender
a preparar platillos emblemáticos de
nuestra gastronomía marina, como el
cebiche y la parihuela, mientras ejercía
su rol de madre en el hogar. Al comien-
zo, su trabajo recibió muchas críticas de
comensales insatisfechos. Sin embargo,
en vez de amilanarse, la animaron a
perfeccionarse cada vez más.
En este proceso recordó las prime- Inspirada por estos recuerdos, doña A pesar de que sus hermanos to-
ras experiencias culinarias de su niñez, Isolina empezó a experimentar en la co- maron rumbos distintos, José decidió
cuando vivía con sus tías en una antigua cina hasta elaborar con éxito los mismos continuar como administrador en el
casona del Cercado de Lima, a media platillos que saboreaba de niña. Así, restaurante y aumentó su pasión por
cuadra del tradicional bar Queirolo. “La amplió su oferta y el público empezó la cocina. Luego de todo lo logrado,
cocinera de la casa era morena. Por eso, a conocerla por la exquisitez de sus se dio el tiempo para abocarse a un
le prohibieron a mi madre acercarse tallarines verdes, el seco de frejoles y el añorado proyecto, una taberna criolla
y conversar con ella, pero siempre la emblemático cebiche. Luego, toda esa tradicional que sirviera de escenario a
acompañaba a realizar sus compras tradición culinaria fue evolucionando esa memoria que tiene su madre por la
en el mercado a escondidas. Nunca para ahora lucirse en el restaurante cocina criolla tradicional, aquella de su
se habría imaginado que viviría de la exitoso en el que se convirtió La Red, infancia y que le sirvió de base como
cocina”, comenta José. ya apoyada por sus hijos. cocinera. Doble noble objetivo, revalorar
y difundir la comida tradicional limeña y
rendir homenaje a la labor gastronómica
de su madre. “Cuando ella observó el
mandíl con su nombre se emocionó
mucho. Nunca pensó que todo quedaría
así”, recuerda José.
AMBIENtE
Una vez que definió el nombre y
concepto de taberna criolla, Del Castillo
empezó la difícil (hoy más bien dificilísi-
ma) tarea de encontrar el local ideal, en
distritos tradicionales como Pueblo Li-
bre, Surquillo, Magdalena, San Miguel
y Lince. Gracias a la recomendación
de un amigo, encontró una vieja casa salVado
nada menos que en Barranco, y cuyo del
estilo se amoldaba perfectamente al PreJUiCio
concepto de Isolina. AtrÉVAse A
compArtIr
unA generosA
Una vez adquirido el inmueble, le
tomó un año realizar los trámites ne- porcIÓn de
escAbecHe
cesarios para su rescate y renovación de bonIto
con el Ministerio de Cultura, ya que se en IsolInA.