Page 599 - Auge y caída del antiguo Egipto
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Pero toda esa explotación tendría también un lado positivo. A finales del siglo
               XVIII, Napoleón envió una expedición a Egipto con el objetivo de anexionárselo

               como  colonia  francesa,  para  dominar  así  el  comercio  mundial  y  socavar  el

               control  británico  de  la  India.  La  misión  se  recuerda  hoy  en  día  no  por  su

               principal  objetivo  económico  y  estratégico,  sino  por  una  consecuencia  casi
               anecdótica:  el  nacimiento  de  la  egiptología.  Aunque  el  propio  Bonaparte

               estuviera poco interesado en el redescubrimiento del antiguo Egipto, el caso es

               que, cuando zarpó de Tolón el 20 de mayo de 1798, se llevó consigo a unos 150

               eruditos.  A  sus  meticulosas  observaciones,  publicadas  en  la  monumental
               Description  de  l’Égypte,  debemos  los  inicios  del  estudio  científico  de  la

               civilización faraónica.

                  Aunque hoy se atribuye a estos eruditos el papel principal en los relatos de la
               expedición  de  Napoleón,  por  entonces  se  les  consideró  insignificantes  en

               comparación con los miles de soldados de infantería y caballería que viajaron

               con ellos a la desembocadura del Nilo. Asimismo, de todos los estudiosos que
               acompañaron al ejército francés en su invasión, los más importantes, con mucho,

               eran los topógrafos; su tarea consistía en determinar la viabilidad de construir un

               canal  de  navegación  entre  el  mar  Mediterráneo  y  el  golfo  de  Suez.  Lo  más
               importante a juicio de Bonaparte era la ventaja estratégica, no el conocimiento

               científico. Y a pesar de la célebre victoria de Nelson en la batalla del Nilo —

               como un eco del gran choque naval entre los egipcios y los Pueblos del Mar tres

               mil  años  antes—,  al  final  el  francés  se  salió  con  la  suya,  y  el  canal  de  Suez
               (moderno sucesor del gran proyecto de Darío I) fue debidamente completado en

               1869.

                  Los paralelismos entre la historia antigua y moderna de Egipto continuarían
               en el siglo XX. Siguiendo los pasos de Napoleón, otro imperio expansionista, el

               Tercer Reich, trató de ocupar Egipto a fin de dominar las rutas comerciales de

               Oriente  Medio,  esta  vez  por  el  petróleo  de  la  región.  Cuando  las  divisiones

               Panzer del Eje se dirigían a la zona oriental del delta, siguiendo la misma ruta
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