Page 14 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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La civilización villanoviana

           Por debajo de éstas, geográficamente hablando, se desarrolló la villanoviana (área
        de la actual Bolonia), antes citada, que conoció varios períodos en su evolución. Así,
        el «período del arcaísmo», representado por las fases de San Vitale, Benaccil, Benaccilly
        Benacci III; el de «apogeo», centrado en las fases Amoaldi y Stradello della Ceñosa; y el
        de «decadencia», documentado en los últimos momentos de Amoaldi, Stradello della
        Certosa y  Tagliavini. A estas tres fases siguió la civilización della Certosa,  motivada en
        buena parte por el impacto etrusco y que, de hecho, se presentó como una síntesis
        de las formas culturales transapenínicas, de las de la koiné mediterránea orientalizan­
        te y de las específicas de tradición local.
           Para M. Pallottino y otros autores que no aceptan la sistematización anterior por
        sus tintes muy localistas, la civilización villanoviana, en la que, desde luego, se distin­
        guieron claramente diferentes agrupaciones regionales, hubo de evolucionar en tres
        grandes etapas cronológicas.
           La primera, que podría llamarse villanoviana típica (950-820 a.C.), se caracterizó,
        como elemento de base común, por la práctica de la incineración funeraria, desarrolla­
        da de modo exclusivo. La siguió una segunda, villanoviana evolucionada (820-770 a.C.),
        en la que junto a los enterramientos de incineración aparecieron los de inhumación.
        Otro elemento de la fisonomía de esta etapa fue el progreso de una metalurgia artís­
        tica y la aceptación de claros influjos  civilizadores  sobrevenidos  a causa de la inci­
        piente  colonización  griega.  A  estas  dos  etapas  siguió  una  última,  conocida  como
        orientalizante, y que se desenvolvió en dos subfases: una, laprotoorientalizante (770-700
        a.C.), con el predominio de la inhumación en la Etruria meridional, la construcción
        de tumbas monumentales y la importación de productos orientales; y otra, la tardo-
        orientalizante (700-535 a.C.), caracterizada por la difusión de la cerámica corintia y la
        transición a la civilización etrusca arcaica del siglo vi a.C.



        Otras culturas itálicas

           La civilización villanoviana, fuertemente homogénea y que había provocado nue­
        vas realidades económicas y sociales —que no podemos analizar aquí—, quedó, por
        otra parte, separada de la cultura adriática (llamada también picena) por el macizo de
        los Apeninos,  cultura  ésta extendida por lo  que  hoy es provincia de las  Marcas, y
        que, a su vez, conectaba con la cultura apulo-salentina (formada por las culturas loca­
        les daunia (Abrazos), peucética (Molise) y mesápica (Apulias).
           Junto a esta última, y tocando al golfo de Tarento, se desarrolló la cultura enotria
        de la Lucania meridional, separada, también por los Apeninos sureños, de la llama­
        da cultura de las tumbas defosa, la cual por el occidente ocupaba una gran franja de la
        costa tirrénica (hoy provincias de Calabria y Campania), y que evolucionó muy di­
        rectamente de las anteriores culturas locales inhumadoras. Por encima de ésta se ori­
        ginó la cultura lacial, formada por protolatinos que mantuvieron claras afinidades con
        sus culturas vecinas.
           En Sicilia, por su parte,  los sículos originaron la cultura sícula,  la cual eliminó a
        otra anterior, fundada por los sicanos.


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