Page 16 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Mapa étnico

           El mapa étnico —y, por supuesto, lingüístico— de la antigua Italia aparecía así
        muy complejo, con una serie de pueblos sin cohesión aparente: ligares,  sobre el gol­
        fo de  Génova y los Alpes meridionales, que englobaban a los frimiates, veiturios, in-
       gaunos y otros grupos; retios en los valles del Trentino y del Adigio; vénetos en el Po;
        umbro-sabélicos, oscos y latinos en el Apenino central y el Lacio; picentinos, vestinos,
        marrucinos, j,réntanos, marsos y pelignos en las costas adriáticas y centro de la penínsu­
        la; volscos y ausones en las costas tirrénicas y en zonas del interior; al sur, samnitas y In­
        canos; bruzzios en Calabria, divididos en morgetes e itali (de ellos quizá derivaría el pos­
        terior nombre de l\.dííz)\yápigos, repartidos en tres tribus, que ocuparon el sudeste itá­
        lico; y sículos, sicanos y elimeos en Sicilia.


        Las lenguas habladas


           Respecto a las lenguas habladas por este complejo conglomerado de pueblos itá­
        licos, conocemos  distintos idiomas que pertenecieron a la familia indoeuropea y a
        otros troncos lingüísticos, y que estuvieron en vigencia en aquellos tiempos.
           Gracias al estudio de diferentes filólogos (G. Devoto, A.  Ernout, M. Lejeune,
        F. Altheim, R. L. Palmer, V. Pisani y P. Kretschmer, entre otros) se ha podido cono­
        cer un buen número de determinadas lenguas del grupo indoeuropeo, que se habla­
        ron en la Italia primitiva, anterior al desarrollo de Roma como gran Estado. El pro­
        blema de su introducción en Italia es altamente complejo, tal como señaló hace años
        Η. H. Scullard.
           Pueden citarse el falisco, el véneto, el mesapio, el sabelio y el umbro. En esta úl­
        tima lengua tienen capital importancia las siete grandes tablas de bronce, descubier­
        tas en 1444 en Gubbio, y conocidas como Tabulae Eugubinae. A las anteriores lenguas
        podemos añadir el oseo y el latín, éste con dos variantes (el latín de Preneste y el de
        Roma).
           Además,  pueden  señalarse  una  serie  de  interesantes  dialectos  (volseo,  piceno,
        marso, sículo, etc.), así como otras lenguas, no pertenecientes al indicado grupo in­
        doeuropeo, y que se hablaron, sobre todo, en las zonas norteñas itálicas: el ligur, el
        leponcio, el yápigo, el etrusco —cuya área fónica coincidía con la ocupada desde el
        siglo rx a.C. por la civilización villanoviana—, el rético —éste muy afín al anterior—
        y el idioma de las inscripciones de Val Camónica.
           La presencia de este complejo número de pueblos, junto con la variedad de sus
        lenguajes, ponen en evidencia las grandes dificultades que se plantean a la hora de
        abordar el estudio de la etapa prerromana de Italia. Junto a ellos la presencia de pue­
        blos colonizadores (fenicios y griegos) complica aún más, si cabe, el historiar la eta­
        pa protohistórica de la antigua Italia.
           Otra cuestión importante la constituye el bilingüismo etrusco-latino, tanto el
        bidireccional (latinos <-> etruscos),  que debe situarse mucho antes del siglo iv a.C.,
        como el unidireccional, fijado éste a partir de la captura de Veyes (396 a.C.), tenden­
        cia en la cual el latín se fue imponiendo cada vez más en las capas sociales etruscas,
        hasta quedar prácticamente incorporadas al mundo romano, tendencia que acabaría
        por eliminar al etrusco como lengua hablada prácticamente a finales de la República
        romana.


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