Page 21 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Consecuencias de la colonización griega

           Las consecuencias del impacto colonizador griego sobre Italia y, en especial, so­
        bre Sicilia y el sur peninsular itálico, ámbito conocido como Magna Grecia a partir de
        Polibio (II, 39), motivaron que los pueblos de la Italia prerromana se acogieran muy
        pronto a las nuevas corrientes civilizadoras. Mención especial merece, por citar tan
        sólo un caso, la impronta griega que puede observarse en la célebre escultura del arte
        indígena itálico conocida como el Guerrero de Capestrano, obra con toda probabilidad
        de finales del siglo vi a.C., hallada en la necrópolis de tal ciudad y hoy atesorada en
        Roma. Estudiada hace unos años por G. Moretti y V. Basanoff, tal ejemplar artístico
        sintetiza muy bien lo local con lo extranjero.
           Las nuevas formas civilizadoras, sobre todo culturales, religiosas y técnicas, resul­
        tantes del contacto de los colonizadores helenos con lo puramente autóctono meri­
        dional, se abrieron rápido camino hacia la Italia central, influyendo hondamente en
        Toscana —por entonces en sus últimas etapas villanovianas— y originando la llama­
        da «fase orientalizante» de tanta trascendencia histórica.
           Merecen especial atención la introducción y difusión del alfabeto, la aceptación
        de determinadas divinidades y formas religiosas, la asimilación de nuevas técnicas y
        la excelente acogida de diferentes productos manufacturados (cerámicas, bronces, te­
        jidos). Todos estos elementos, muy del agrado de la nobleza etrusca, iban a determi­
        nar en buena medida la personalidad de Etruria.
           Los estudios de T. J. Dunbabin, L. Bemabo Brea, J. Bérard, R. Van Compernole,
        G. Vallet, G. Buchner, J. B. Ward-Perkins, J. Heurgon yj. Boardman, entre otros mu­
        chísimos, ponen en sus exactos términos los estados de la cuestión de la presencia
        griega en Italia.


        La s in v a s io n e s  d e  lo s  g alo s

           La presencia de gentes de origen celta —creídas por Éforo (según cita de Estra­
        bón, IV, 4) como el pueblo más grande de Occidente—, llegadas a Italia a partir de
        finales del siglo vil a.C., y en diferentes oleadas, a través de los Alpes occidentales, en
        unos casos, y de los pasos del Brenner o San Gotardo, en otros, testimonian las dife­
        rentes migraciones que de tales gentes recibió la península itálica.
           No obstante, antes de aquellas migraciones la presencia de celtas en Italia —sus
        tiempos y modos de difusión son muy difíciles de determinar a partir de mediados
        de la Edad del Hierro— se hallaba en conexión con la cultura de Golasecca (Lom­
        bardia),  según han testimoniado  la investigación  arqueológica (tumbas  tanto  de la
        propia Golasecca como de Sesto Calende) y la presencia de un dialecto céltico, evi­
        denciado en los llamados «textos leponzios».
           Aquellos celtas, a partir de su «formación», comenzaron a participar en los grandes
        fenómenos culturales de la Italia antigua, entre ellos, la adquisición de la escritura a im­
        pulsos de los etruscos de Bolonia, como han demostrado las inscripciones de Castellet-
        to Ticino en el área de Golasecca y las de Lezzo de Este para la atestina o paleovéneta.
           Durante muchos  años los  contactos  comerciales y sociales entre celtas  golase-
        quianos, villanovianos, etruscos y vénetos hubieron de ser usuales, encuadrados en

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