Page 20 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Desde Cumas los griegos fundaron, en consecuencia, nuevos enclaves para con­
        trolar las costas itálicas (Nápoles, Dicearquía), los cuales les facilitaron gran cantidad
        de materias primas (metales, cereales, pesca).
           Por otra parte, un gran conjunto de griegos de variadas procedencias (aqueos,
        locrios, focidios, etolios, mesenios) se habían desplazado también ya durante el si­
        glo viii a.C., aunque eludiendo la zona de Mesina por razones geoestratégicas, hacia
        el golfo de Tarento en busca de tierras fértiles para alimentar a buena parte de su po­
        blación,  desplazada de sus metrópolis  de  origen por causas  económicas,  sociales y
        también políticas.
           Alrededor del año  720  a.C., los  aqueos iniciaron la colonización de la fachada
        meridional itálica fundando primero Síbaris y poco después Crotona, colonias que a
        su vez originarían otros enclaves. En el 706 a.C., los espartanos crearon Tarento, lu­
        gar de gran vitalidad económica, que a su vez fundaría la colonia de Heraclea. Entre
        el 680 y el 670 a.C., los jonios de Colofón levantarían Siris, pronto desaparecida, y
        casi coetáneamente a ella los locrios fundarían Locres Epicefiria, colonia esta que lo­
        graría volcarse hacia la vertiente tirrena, colonizando Metauro, Medma e Hiponio.
           Asimismo, la isla de Sicilia contó con la presencia de los griegos, quienes se esta­
        blecieron en su costa oriental a partir también del siglo v iii a.C., buscando en ella no
        sólo enclaves agrícolas, sino también puntos geoestratégicos para controlar la ruta del
        estrecho de Mesina. En la isla tuvieron que enfrentarse, sin embargo, con los elimeos,
        sicanos y sículos y, por supuesto, con los fenicios, si bien éstos se retiraron a los sec­
        tores occidentales y norteños insulares, eludiendo los enfrentamientos armados.
           Se sabe, por otra parte, que los calcidios, dirigidos por Tucles, instituyeron en Si­
        cilia la colonia de Naxos (734 a.C.), que, aunque no tuvo mucha importancia econó­
        mica, sirvió, sin embargo, de base para la fundación de otras dos colonias (Leontinos
        y Catania) en ricas zonas trigueras. Por aquellas mismas fechas, los propios calcidios
        crearían Zancle, en Sicilia, y Rhegion, en Italia, a fin de controlar desde tales puntos
        el tráfico comercial del estrecho.
           El dominio del estrecho de Mesina y de sus correspondientes franjas costeras po­
        sibilitó que los calcidios establecieran en el sur itálico un gran imperio comercial, ma­
        rítimo y territorial, desplazando así del mar Tirreno los productos corintios, al tiem­
        po que se erigían en los verdaderos intermediarios económicos de los productos grie­
        gos en Etruria.
           Por su parte, los griegos de Megara habían fundado en Sicilia, unos años antes,
        en el 750 a.C., Megara Hiblea, colonia que a su vez originaría Selinunte, en la costa
        sudoeste de la isla, ciudad que ha proporcionado los mejores ejemplares del arte co­
        lonial griego de Sicilia.
           En el 734 a.C., Corinto fundó Siracusa, que llegaría a ser la más rica de las ciuda­
        des griegas de la isla, asentada en un formidable puerto. En la costa sur, los rodios
        y cretenses darían nacimiento, a su vez, a Gela, y los siracusanos a Acre, Casmene y
        Camarina.
           Muchos años después, hacia el 580-570 a.C., fueron surgiendo, pero ya en las cos­
        tas itálicas del mar Adriático —que había quedado fuera de la gran acción coloniza­
        dora— otras fundaciones griegas (Epidamno, Apolonia, Adria, Spina), de las que fue­
        ron protagonistas fundamentalmente las ciudades de Corcira y Corinto, atraídas por
        las tierras cerealísticas de la desembocadura del valle del Po y por las posibilidades co­
        merciales que se podían dar con los etruscos y con otros pueblos de las rutas nor­
        teñas continentales.

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