Page 324 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Chipre y, obviamente, de Grecia. Sin embargo, aquellas piezas se lograron imitar a la
perfección en los talleres etruscos, sobre todo en los de Caere.
Al principio, los calderos del período orientalizante —sin asas— imitaron el esti
lo e iconografía de los bronces de Oriente. Se trata de los famosos lebetes (en singular,
Ubes), estudiados hace años por M. G. Marunti, consistentes en pequeñas cubas he-
miesféricas, decoradas con prótomos de animales más o menos fantásticos (serpien
tes, sirenas, leones, grifos), que se sustentaban sobre sencillos trípodes y soportes có
nicos de superficies decoradas. Buenos ejemplares son los conservados en el Museo
de Villa Giulia de Roma, procedentes de la Tomba Barberini de Preneste.
Poco tiempo después, a los calderos se les fijó un trípode en su base, como pue
de verse en algunos ejemplares de Vetulonia, conservados en el Museo Arqueológi
co de Florencia, y en una bacineta, también de Vetulonia (Tomba di Bes), cuyos tres
pies están decorados con jinetes sin brazos ni piernas. Interesantes son, asimismo,
dos calderos del Museo de Villa Giulia de Roma, decorados uno con seis sirenas es
tilizadas, coronando cabezas de toros, y otro con hombres y perros.
Luego, a partir de finales del siglo vil a.C., los soportes de los calderos se hicie
ron independientes. De los mismos, los artesanos lograron hacer obras de arte, des
tacando algunos ejemplares de bronce, atesorados hoy en París, San Petersburgo,
Londres y Múnich. Los tipos y decoración de los soportes de tiempos posteriores, ya
de los siglos vi y v a.C., provienen, además de Vulci, de la Magna Grecia, y se hallan
rematados por una corona floral. Por debajo, y a la altura de la cintra, están decora
dos con figurillas de animales que combaten, de prótomos de caballos, de silenos o
de figuras formando composiciones mitológicas.
Los trípodes Loeb
Sin duda, los tres ejemplares más conocidos son los denominados trípodes Loeb, a
los que ya se aludió al hablar de la vida militar etrusca. De clara influencia asiático-
jonia, constituyeron una nueva forma de mueble, con pocos paralelos en Etruria y
ninguno fuera de ella. Tales ejemplares, hallados en 1904 y hoy en Múnich, fueron
fabricados hacia el 540-530 a.C., en algún taller de Caere, en opinión de L. Banti,
aunque se encontraron en las cercanías de Perugia (Tomba di San Valentino).
Dichos trípodes, denominados «A», «B» y «C», y que evolucionaron a partir de so
portes locales autóctonos, vienen a ser altos estantes, de casi 1 m de altura, en forma de
pirámide de tres caras, con placas todas decoradas. Sus lados están rematados por bor
des arqueados y en sus diferentes placas de bronce se incluyeron decoraciones con mo
tivos claramente griegos, con las historias de Perseo y la Medusa, Heracles estrangulan
do al león de Nemea y Peleo persiguiendo a Tetis. Tales motivos ornamentales signifi
caron, por otra parte, el culmen de la broncística etrusca sobre placas.
Lucernariosy candelabros
Los etruscos también fabricaron en bronce un sinfín de lucernarios o candiles y
candelabros de una gran calidad artística y técnica.
Sin duda alguna, el más célebre y significativo lucernario (o lampadario, en termi
nología italiana), en opinión de G. A. Mansuelli, es el hallado en una tumba de
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