Page 325 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Fratta y hoy atesorado en el Museo de la
        Academia Etrusca de  Cortona,  fechable
        en la mitad del siglo v a.C. De 58 cm de
        diámetro y 57,70 leg de peso, obra de  al­
        gún  taller vulcense,  su  centro,  formado
        por una cavidad  circular,  está adornado
        por una Gorgona a la que rodea un friso
        de animales y monstruos que se atacan y
        destrozan. Sus  16 candilejas o picos, des­
        tinados a recibir las mechas, están realza­
        dos  alternativamente  con  cabecitas  del
        dios  fluvial Aqueloo;  por debajo  apare­
        cen silenos en cuclillas con siringas y do­
        ble flauta, sirenas con patas de pájaro en
        actitud  de  cantar,  delfines  deslizándose
        por las aguas y otros diferentes animales.
        No se ha descifrado todavía el significa­
        do de sus motivos, pero quizá pueda res­
        ponder a algún simbolismo de tipo cos­
        mogónico.
           Los candelabros o portacandelas, fabricados en bronce, hierro y plomo, alcanza­
        ron un gran éxito en toda Etruria a partir del siglo vil a.C. Los formaban —según la
        descripción de A. Hus y el esquema de A. Testa— un fuste circular fijado sobre tres
        pies,  coronado con una estatuilla, generalmente femenina,  sobre la que se añadían
        tres vástagos, finalizados en dos pares de «cuernos», en forma de V, destinados a reci­
        bir las candelas o mechas. Esta tipología evolucionó con el tiempo, desarrollándose
        hasta un total de seis tipos (T. Dohrn). Ejemplares de todos estos tipos pueden verse
        en el Museo Gregoriano Etrusco del Vaticano, así como en Berlín.
           A partir de la fase helenística, los candelabros se estilizaron, mostrando el fus­
        te totalmente liso y muy delgado, de apariencia frágil y desprovisto de decoración,
        finalizando  el mismo  en una  o varias  estatuillas y cuatro  o más vástagos para las
        candelas.


        Quemaperfunies

           Los thymiatéria o quemaperfumes, que estructuralmente vienen a ser idénticos a
        los candelabros y a los trípodes Loeb, se fabricaron sobre todo en el área vulcente. Los
        broncistas modelaron diferentes tipos (cuatro en la fase tardoarcaica, según A. Testa,
        y otros  tantos para la helenística,  según la ya antigua tipología de  K.  Wigand), los
        cuales fueron realzados con variada decoración, presente en los pies, fustes, corona­
        mientos y platillos superiores.
           Uno de los más famosos  thymiatérion —procedente  de Vulci y fechado hacia
        el 500 a.C.— está atesorado en el British Museum. En él destacan los leoncitos de su
        base y sobre todo la bailarina, de delicadas formas y elegante actitud, que sustenta el
        largo fuste.
           Otro, de 59 cm de altura, también de un taller de Vulci, y hoy en el Museo Gre­
        goriano Etrusco, debe ser aquí recogido por su decoración. En sus pies se hallan fi­


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