Page 70 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
P. 70
Veyes
Esta ciudad —en etrusco tal vez Vei(s) o quizá Veia, en griego Uentia o Uiteioi y en
latín Veii— fue considerada como la más famosa de la Etruria meridional. Dicho en
clave, hoy Isola Famese, situado al norte de Roma, a tan sólo 17 km de distancia de
ella y comunicada mediante una antigua vía (T. W. Potter), hubo de compartir mucha
de su historia con la gran ciudad romana. Enfrentada numerosas veces con la misma
por el control del valle bajo del Tiber y el dominio sobre Fidenes (Castel Giubileo), en
territorio lacial, finalmente, tras el episodio de la poderosa gens romana de los Fabii (475
a.C.) y la muerte del rey de Veyes Larte Tolumnio (Larth Tolumnes) en el 437 a.C, a ma
nos del tribuno militar romano A. Cornelio Cosso, caería en el año 396 a.C., y después
de diez años de asedio, en poder de M. Furio Camilo, quien hubo de excavar galerías
para penetrar en su interior. Seis años más tarde, en el 390 a.C., sirvió de refugio a los
propios romanos con ocasión del incendio de Roma a manos de los galos. Luego de
una etapa de decadencia, Octavio Augusto lograría que la ciudad volviera a resurgir al
hacer de ella un importante municipio (Municipium Augustum Veiens).
Lamentablemente, aparte de los restos de su potente y doble muralla, que contó
al menos con 10 puertas, fechable entre los siglos vi y v a.C., y de los fundamentos
de sus cinco templos —uno de ellos, el del Portonaccio, fuera de las murallas y dedi
cado a la diosa Menrva y que deparó una serie de estatuas acroteriales muy famosas
(Aplu, Heracle, Latona)—, es poco lo que se conoce de su etapa etrusca, con excep
ción de un gran número de habitaciones privadas y de canales de drenaje y materia
les correspondientes a los siglos vil y vi a.C., época de su máximo esplendor tanto
económico como político, años en los que había sometido a capenatos y faliscos y
había mantenido a raya a la ciudad de Caere. Fue tal su fama que Dionisio de Hali
carnaso (II, 54) no dudó en compararla con la misma Atenas.
Veyes fue el resultado del sinecismo de varios enclaves urbanos villanovianos, no
localizados en cuanto a sus viviendas, pero sí en lo referente a sus necrópolis. Los ma
teriales aportados por algunas de ellas (Quattro Fontanili-Vaccareccia, Grotta Gramic-
cia, Casale del Fosso y Valle della Fata), muy semejantes a los hallados en las tumbas
de Tarquinia y Vulci, demuestran la existencia de pequeños núcleos habitados inde
pendientes durante el siglo ix a.C.
Alrededor de la ciudad, ya constituida, se ubicaron nuevas y grandiosas necrópo
lis —caso de la de Riserva del Bagno y la del Monte Michele— que contenían algu
nas importantes tumbas. En la primera de las necrópolis citadas está la Tomba delle
Anatre, del siglo vil a.C., decorada con frescos orientalizantes de vivísimos colores,
catalogados como los más antiguos de Etruria hasta el hallazgo de una tumba de cá
mara en Grotta Gramiccia, necrópolis antes citada. Esta tumba, localizada muy re
cientemente y divulgada a mitad de 2006, fechable en el 690-680 a.C., ha sido deno
minada de los Leoni Ruggenti por el motivo decorativo principal de la misma. En la
segunda necrópolis, la del Monte Michele, se halla la Tomba Campana, asimismo real
zada con pinturas también fechables a finales del siglo vil a.C.
En la misma necrópolis y de no menor interés es la Tomba del Principe, de claro es
tilo orientalizante, así como los túmulos de Vaccareccia y Monte Aguzzo.
En Veyes trabajó el extraordinario escultor Vulca, cuyas obras, entre ellas los fa
mosos Aplu, Heracle y Latona, adornaron el santuario de Menrva, ubicado fuera de
76