Page 69 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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C a pít u l o IV
El espacio urbano y las ciudades
El paso de los tiempos sepultó irremisiblemente los espacios urbanos (spur=«ciu
dad») en los cuales los etruscos desenvolvieron su vida y desarrollaron su historia. Sin
embargo, a partir del Renacimiento, el sucesivo hallazgo de singulares piezas artísti
cas etruscas —entre ellas, la «Quimera», la «Minerva de Arezzo» y el «Orador»
(lAningatore)— hizo volcar el interés de los eruditos sobre la antigua civilización que
las había producido. Después de un largo silencio de cuatro siglos, se volvió a desper
tar el interés por las ciudades etruscas, a raíz del descubrimiento de alguna de ellas
(Caere, Tarquinia, Vulci).
Debe recordarse que la historia etrusca fue, ante todo, la historia de numero
sas ciudades independientes, que no decidieron nunca constituir una efectiva
unidad política, a pesar de sentirse todas arropadas bajo un único nomen, el de
«Etruscos».
La s pr in c ipa le s c iu d a d e s
El mapa de la Etruria originaria puede dividirse en dos grandes zonas: una meri
dional, que comprende desde el río Fiora, que da directamente al mar Tirreno, hasta
el curso medio y bajo del río Tíber, y otra norteña, encuadrada entre el río Arno y el
precitado Fiora. El Paglo, afluente del Tíber, la cierra por el interior.
Ambas zonas contaron con numerosas ciudades etruscas, destacando en la zona
sureña, como enclaves muy importantes, Veyes, Caere, Tarquinia, Vulci y Volsinii.
En la zona norte, aparte de Vetulonia, Ruselas y Populonia —ésta, como excepción,
levantada junto a la costa para controlar la isla de Elba—, se hallaban, entre otras,
Perugia, Chiusi, Cortona, Arezzo, Volterra y Fiésole.
C iu d a d e s d e la Et r u r ia m e r id io n a l
Entre las más significativas y, por supuesto, más ampliamente estudiadas, pueden
señalarse las siguientes:
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