Page 133 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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reno lo convierte en bético2, como si el acierto en propuestas de esas
características fuera relevante para la explicación de los procesos histó
ricos, o como si el logro de semejantes conclusiones estuviera exento
de planteamientos apriorísticos voluntaria o involuntariamente adqui
ridos o incluso como si, finalmente, tuviera sentido el concurso por
administrar la herencia del caudillo. Por cierto, que el contingente
portugués favorable a Franco adoptó la designación de «Viriatos», con
lo que se reivindicaba la portuguesía del héroe y la generosidad para
un común disfrute3.
Tal vez no resulte especialmente difícil atisbar por qué es tan nece
sario arrebatar al otro su héroe. Por una parte, si Viriato se escapa de
la historia nacional española, las restantes gestas heroicas quedan os
curecidas por el anonimato de sus actores, lo que supondría una in
quietante pérdida de referentes y con ello el desconcierto de una iden
tidad olvidada. Pero, por otra parte, esta actitud no responde en exclu
siva a los estímulos despertados por el nacionalismo, ya que los
propios autores clásicos emplearon un procedimiento sustancialmen
te análogo. Si se me autoriza el paralelismo, es como si produjera la
euocatio del héroe ajeno, para darle cabida en la galería de héroes pro
pios. Si con los dioses de las comunidades que iban a ser arrasadas se
procedía de ese modo, no es extraño que hicieran otro tanto con sus
heroicos opositores. Por consiguiente, es inoportuna la observación
de los héroes de la Antigüedad desde la perspectiva de los nacionalis
mos modernos, y más si tenemos en cuenta las dificultades para situar
a los lusitanos de las fuentes relacionadas con las gestas de Viriato4.
Conviene, por tanto, reorientar el universo simbólico al espacio del
que nunca debería haber sido extraído.
Así pues, el enemigo acérrimo, llámese Aníbal o Viriato, está car
gado de valores dignos de ser imitados por los propios romanos y
poco importa si esos valores fueron patrimonio del individuo heroiza-
do o si corresponden a los paradigmas de comportamiento cultural
mente requeridos por Roma. En el fondo, se postula una escala de va
2 L. A. García Moreno, «Infancia, juventud y primeras aventuras de Viriato, caudi
llo lusitano», Actas I Congr. Peninsular de Historia Antigua, vol. II, G. Pereira ed., Santia
go, 1988, 373-382. En la página 381 se dice que es muy plausible situar el nacimiento
del famoso caudillo en las estribaciones serranas de la submeseta sur con la depresión
bética.
3 A. Guerra y C. Fabiáo, «Viriato: Genealogia de um Mito», Penéhpe, 8,1992, 9-23,
la cita en cuestión, pág. 20.
4 Añádase a la bibliografía mencionada, R. López Melero, «Viriatus Hispaniae Ro-
mulus», Espacio, Tiempo y Forma. Historia Antigua, 1,1988,247-262, esp. 251.
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