Page 187 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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ca sobre Nerón mientras éste vivía, su juicio cambió después de su
muerte. No podía ser de otro modo, porque Nerón fue el primer prín
cipe que fue declarado enemigo público del senado.
Los primeros historiadores de Nerón escribieron bajo la nueva di
nastía de los emperadores flavios y sostuvieron la versión oficial, se
gún la cual Nerón había deshonrado a Augusto y al resto de la descen
dencia julio-claudia. Fueron los primeros en formar la imagen del
príncipe llena de exageraciones. Así Plinio el Viejo describía a Nerón
como «el destructor de la raza humana» (N H 6, 45), «el veneno del
mundo» (NH 22, 92).
La tradición histórica es dura con Nerón, pues reposa en el prestigio
de Tácito y el odio (rencor) de los cristianos que han visto en él al anti-
cristo. Sin embargo Suetonio le es menos desfavorable; su inmensa po
pularidad se mantiene en Roma hasta el fin entre las clases populares
y entre los pretorianos, que guardaron durante mucho tiempo su re
cuerdo. Por la facilidad de su acogida, su familiaridad con los medios
populares y su generosidad hacia la plebe, Nerón obtuvo el favor de
gentes humildes que apreciaban en él la facilitas, la levitas, que había
faltado al sombrío Tiberio.
Pero, sin duda, quien más ha influido en la imagen negativa de
Nerón ha sido la Apocalíptica de su época y de la época inmediata
mente posterior.
Los tiempos neronianos aparecen como una época de angustia,
tanto entre los paganos como en el ambiente judeo-cristiano.
Los Amales de Tácito describen los reinados de Tiberio, Claudio
y Nerón. Las referencias a prodigios divinos están distribuidas de
modo desigual por toda la obra narrativa. El relato de la época de Ti
berio y de los primeros años de Claudio presenta muy pocos prodigia.
Comienzan a ser numerosos con el ascenso al poder de Nerón.
La narración de Tácito refleja la opinión contemporánea, y si Tá
cito encontró tales datos en sus fuentes, es porque tales cosas habían
impresionado al pueblo en unos tiempos de ansiedad. Los signos sólo
se recordaban y entraban en el recuerdo histórico si eran lo suficiente
mente sensacionalistas como para impresionar a una mayoría de la
población o si se relacionaban en el lugar o en el tiempo con algún
acontecimiento relevante.
Para la tradición pagana de la historiografía latina, Nerón debía
convertirse en uno de los tiranos universalmente reconocidos, junto a
Caligula y Domiciano, aunque sus proyectos constructivos suscitaran
admiración y la tradición que consideraba como decoroso el inicio de
su principado aún perdurase.
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