Page 191 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
P. 191
te sector de la sociedad romana y sus beneficios quedaban patentes to
davía en el siglo siguiente, aunque aquí ya comenzaron a adquirir cier
tos tintes de idealización.
La idealización de la época como final de un proceso, contrapues
ta a sus precedentes, no enmascara del todo ni sus contradicciones rea
les ni su carácter de resultado objetivo de ese proceso. La coincidencia
con la referencia a la «imitación de Alejandro» está presente en Dión
Casio. En este mismo autor hay también un claro intento de represen
tar su obra militar sólo como medio para la paz y para llevar a cabo
una política cívica de tipo evergética.
No obstante, el autor más significativo como exponente de todo
el ropaje ideológico que envolvía la época y la figura de Trajano, tan
to por la coherencia de la imagen creada como porque permite desve
lar los fondos reales en que se apoya, es sin duda Plinio el Joven, so
bre todo en el Panegírico dedicado al emperador, modelo del género,
tanto por el estilo como por la capacidad de elaboración, que revela la
eficacia de los métodos propagandísticos de la época.
Los rasgos más sobresalientes, base de las actitudes laudatorias de
este autor, son: la caracterización del imperio sometido a las leyes, la
libertad de los senadores, las óptimas relaciones entre éstos y el empe
rador y la práctica de la adopción.
Trajano es, según Plinio (Panegírico 65,1), el primer emperador que
se somete a las leyes. Su lema es leges super principem, cuando lo habi
tual era princeps super leges. Tal situación se debe al príncipe mismo,
pues nunca las leyes han sido escritas para el príncipe. La paradoja se
muestra con más claridad cuando se trata de la libertad. La libertas está
presente en las monedas desde el año 107. Pero sólo existe, según Pli
nio 66, 4, por orden de Trajano: tubes esse liberos: erimus.
De la memoria posterior de Trajano, al contrario de lo que sucede
con otros importantes personajes políticos romanos, carecemos de tes
timonios a excepción de la oración del Senado en el siglo iv, según la
cual el nuevo emperador pedía ser «más afortunado que Augusto y
mejor que Trajano» (Eutropio 8, 5) parodiando la Historia Augusta se
gún Mario Máximo, en la que recuerda que el senado aclamó el asesi
nato de Cómodo «más salvajemente que el de Domiciano y más im
púdicamente que el de Nerón» (Comodo, 19). La Edad Media lo recor
dó en la leyenda como arquetipo de rey justo y Dante lo consideró
liberado del infierno, aunque era pagano, gracias a las súplicas del
papa Gregorio; ni siquiera Augusto tuvo una vida postuma tan buena
y duradera.
Pero la realidad no es tan estereotipada como aparece a veces en la
198