Page 193 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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occidentales. Es altamente significativo del peligro que podría supo
ner que los senadores provinieran en gran medida de fuera de Italia
el siguiente párrafo de una de las Cartas de Plinio (6, 19). Pareció ne
cesario a Trajano exigir por ley a los senadores «que invirtieran un ter
cio de su capital en fincas italianas, pues pensaba que era indecoroso
que los candidatos a las magistraturas tratasen a Roma e Italia no
como su tierra natal, sino como simple residencia que les albergara
en sus visitas».
Por lo que respecta a la sucesión de cada uno de estos emperado
res, en el caso de Nerón el principal problema que presentaba el siste
ma de sucesión era que per se no existía un sistema. Desde el momen
to en que el principado no era una evidente monarquía, no se podía
reconocer al príncipe heredero, ni había ninguna ley de sucesión que
regulase las reivindicaciones hereditarias.
En la práctica, en cada ocasión se debía encontrar un príncipe
para que el senado y el pueblo romano lo invistieran de los poderes
tradicionales.
En Roma se reconocía que el mejor medio para asegurar la estabi
lidad era que el emperador designase al propio sucesor, dotándole de
poderes que le situaran en una posición fuerte para continuar gober
nando y ser reconocido como príncipe a su muerte, indicando la pro
pia voluntad mediante actas de derecho privado, es decir, la adopción
en el testamento. A pesar de las múltiples excepciones, ésta se puede
considerar la norma al inicio del principado: la alternativa era que los
pretorianos, como había sucedido con Claudio y luego sucedería con
Otón, las legiones, como con Galba, Vitelio o Vespasiano, o los fun
cionarios de palacio, como con Nerva, apoyarían un candidato para
hacerlo reconocer por el senado.
En los últimos años del reinado de Nerón los ejércitos provincia
les, ya descontentos de ser olvidados en provecho de los pretorianos
de Roma, se habían indispuesto con Nerón, pues éste impuso el suici
dio a muchos generales, en Occidente a los legados de Germania, en
Oriente a Corbulón.
En marzo del 68 tuvo noticias de que Vindex, el gobernador de la
Galia Lugdunensis, se había sublevado. Había comenzado el último
acto. A punto estaba de revelarse el secreto de que los emperadores
podían salir de cualquier otra parte que no fuese Roma. El pronuncia
miento militar se va a convertir en la fórmula de acceso al trono en
este año que, tras la muerte de Nerón, va a conocer hasta cuatro em
peradores.
Nerón fue el ultimo emperador de las familias Julia y Claudia y el
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