Page 190 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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La revolución neroniana recoge tendencias y corrientes que el cla­
       sicismo augusteo había sofocado en todos los dominios y marca un
       esfuerzo de liberación.


          Trajano tuvo, de entrada, la suerte de ser emperador de Roma en
       una etapa bastante cercana a Domiciano, que no recibió la apoteosis
       a su muerte y que fue muy criticado por las opiniones dominantes en
       las fuentes, e inaugurar, en opinión de la tradición historiográfica mo­
       derna, dos de cuyos exponentes más cualificados son Gibbon y Ros-
       tovtzeff, una «edad de oro» que se cierra con otro emperador no me­
       nos criticado que Domiciano, Cómodo.
          Tras la tiranía de Domiciano, el ascenso al poder de Trajano fue sa­
       ludado por todos como el triunfo de la libertad. Tácito dice que Ner­
       va asoció cosas disociadas, el principado y la libertad, y critica a los
       malos príncipes, como Caligula, Nerón y Domiciano, pero no el prin­
       cipado, porque éste y la libertad usan el mismo tribunal.
          La época inaugurada por Trajano es interesante por el desarrollo
       de un mundo imaginario capaz de enmascarar con éxito las tensiones
       propias  del inicio  de una época en plena transformación.  Nunca la
       sensación de estabilidad había sido tan engañosa.
          Pero la imagen favorable a Trajano no es únicamente el resultado
       de la visión obtenida desde una evolución posterior negativa, no  es
       una «idealización del pasado» desde la crisis del siglo ni, pues la mis­
       ma época de Trajano produce una fuerte corriente de opinión favora­
       ble, como contrapunto de la visión negativa de la época de Domicia­
       no.  Colaboran en la formación de esta imagen Tácito (.Agrícola 3,  1:
       «nunc demum redit animus», a la muerte de Domiciano, aunque en
       Historias I,  1, 3 reconoce haber progresado personalmente en su épo­
       ca. Se trata de un primer síntoma de que, a pesar de todo, la época an-
       tonina se percibía como continuación de la época flavia), o Dión Ca­
       sio, para quien la época de Trajano representa un importante paso en
       la formación de un imperio solidario con dominio romano, en el que
       los griegos participan solidariamente y la solidaridad se impone a los
       súbditos. Alejandro representa un modelo porque conquista e integra
       y el resultado es la igualación del bárbaro como elemento sometido a
       quienes poseen los privilegios de la ciudadanía. Desde su punto de vis­
       ta las conquistas de Trajano no crearon en él los rasgos del emperador
       despótico. Las aspiraciones a la gloria conquistadora respondían a la
       realidad y no creaban el desfase que aparecía, por ejemplo, en Gayo
       (Caligula), y además eran coherentes por lo menos con un importan­

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