Page 189 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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te se hace a sí mismo igual a Dios. En Oráculos Sibilinos 8, 4-429, escri
to probablemente a final del siglo π d.C., los variados mitos han cris
talizado de tal modo que Nerón ya no es presentado como hombre,
sino como un monstruo satánico: se ha convertido en un dragón y ha
asumido la forma de monstruo.
El autor del Apocalipsis está atacando al muñeco de trapo creado
para sus propios fines. Está usando a Nerón como imagen del Anti
cristo. Conocía detalles de la persecución del año 64; sabía que
Roma había sido incendiada en aquel año. Conocía igualmente la le
yenda de la resurrección de Nerón y posiblemente las historias de los
impostores narradas por Tácito y Suetonio. Para el autor del Apoca
lipsis la leyenda del Nerón redivivo le puede haber venido como ani
llo al dedo para la leyenda del Anticristo y como contrapunto de la
resurrección verdadera y gloriosa del Señor que proclamaba su fe
(González Blanco).
En la literatura europea Nerón ha servido como ejemplo estereoti
pado de inhumana crueldad, un matricida en el Hamlet de Shakespea
re, un fratricida en el Britannique de Racine. Héroe del marqués de
Sade, ha fascinado a los escritores decadentes como incredibilium cupi
tor que anhela superar los límites humanos con el lujo, la crueldad y
la depravación desenfrenada.
Nerón es quizá hoy día mejor comprendido que en su tiempo. Sin
embargo él no estaba aislado en sus sueños, su popularidad entre el
pueblo de Roma así lo prueba. Él simboliza en su locura una época
atravesada por corrientes e ideales opuestos y el momento muy corto
en que la sociedad aristocrática de Augusto y de Tiberio cedía su sitio
a la sociedad mezclada y agitada de los libertos y orientales, antes de
que los Flavios llevaran al poder para un siglo a la burguesía itálica y a
los notables de las provincias más romanizadas.
Las investigaciones modernas han propuesto que el ambiente lite
rario y artístico del reino revelan un «gusto» neroniano y una concep
ción del mundo y de la vida (una Weltanschaung) propia de este perso
naje, que merece el nombre de «neroniana», a la vez una estética y un
programa político.
Considerar a Nerón como un simple «helenizante» es una simpli
ficación abusiva y el análisis de las creaciones artísticas, donde su in
fluencia personal es indiscutible, revela en su arquitectura y su decora
ción tendencias «modernistas» y un gusto sorprendente por el resulta
do técnico (cúpula de la Domus aurea, apertura del canal de Corinto,
proyecto presentado por un general de unir por medio de un canal el
Mosela y el Saona, etc.).
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