Page 192 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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. tradición historiográfica y,  además,  para realizar un juicio mediana­
       mente objetivo sobre estos emperadores es necesario tener en cuenta
       las circunstancias históricas (políticas y sociales  sobre todo) distintas
       de la época en que viven ambos emperadores, lo que está posibilitan­
       do un planteamiento de gobierno distinto, no necesariamente en rela­
       ción causa-efecto con la valía o los gustos personales de cada empera­
       dor. Por ello vamos a analizar sus actuaciones dentro del contexto de
       su época y en relación con los distintos componentes de la sociedad,
       (su acceso al trono y sucesión, su «espíritu» republicano, sus relaciones
       con el senado,  sus  relaciones  con el pueblo,  sus problemas con  los
       cristianos, su actividad edilicia y la necesidad o no de sus conquistas
       externas) para que sirvan, en alguna medida, como elementos de com­
       paración.



       A cceso al poder y sucesión

          Sabemos que Nerón accede al trono sin dificultad por el apoyo de
       los pretorianos, aunque ya había sido declarado sucesor de Claudio.
       Antes incluso de que la muerte de Claudio fuera confirmada, se pre­
       sentó a los pretorianos con promesa de un donativum de 15.000 sester­
       cios por cabeza y fue aclamado. El Senado le confirió todos los pode­
       res (el título de pater patriae no lo aceptará hasta más tarde) y decretó
       la apoteosis de Claudio.
          Nerón tenía una concepción «agonística» de su dignidad: compo­
       nía poemas refinados,  amaba la música y las artes, hacía gala de sus
       dotes de amador distinguido para brillar en público, sea por vanidad,
       sea porque a sus ojos el deber de un soberano era ser en todo recono­
       cido como el mejor. Esta concepción de origen helenístico indignaba
       a los poseedores de la antigua gravitas romana, tanto más cuanto que
       Nerón no ocultaba sus gustos por Grecia.
          M. Ulpius Traianus era un itálico de una familia establecida en la
       colonia bética de Itálica. Se trata, pues, de un descendiente de coloni­
       zadores y no de un colonizado. Es el primer emperador nacido en una
       provincia, pero de las más romanizadas.
          Adoptado previamente por Nerva y llegado al poder en la pleni­
       tud de su vida —reinará de los 44 años a los 64— es, ante todo, un
       militar y un administrador, cuyas cualidades se parecen mucho a las
       de Tiberio.
          Que el nuevo emperador (Trajano) hubiese nacido en Hispania es
       señal de hasta dónde había llegado la romanización de las provincias

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