Page 188 - Alvar, J. & Blázquez, J. M.ª (eds.) - Héroes y antihéroes en la Antigüedad clásica
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Los hebreos, que se rebelaron ante la crueldad de sus procurado­
      res, y los cristianos, que sufrieron un injusto castigo por el gran incen­
      dio de Roma, tienen sus propios motivos para odiar a Nerón.
          Pero es, sobre todo, el mito de Nerón redivivo el que se refleja más
      claramente  en la literatura apocalíptica.  Cuando Nerón se suicidó el
      año 67 con la ayuda de un liberto y fue incinerado (Suetonio, Nerón 49)
      fue tan grande la alegría pública que una inmensa muchedumbre ates­
      tó las  calles vestida de fiesta (Suetonio, Nerón  57).  Pero  no  todo  el
      mundo creyó la muerte de Nerón. Tácito {Historias 2, 8) escribe que
      hubo muchos que creían y aseguraban que Nerón aún estaba vivo y
      Suetonio {Nerón 57) declara que se publicaron decretos en su nom­
      bre como  si él todavía estuviese vivo y fuese a volver rápidamente
      para destruir a sus enemigos. Ya en el año 69 apareció un impostor
      con su nombre y encabezó una rebelión contra Roma (Tácito, Histo­
      rias 2, 8, 9).
          Que Nerón se había refugiado en el este era una idea que proba­
      blemente formaba parte del mito desde sus comienzos. Ya en los días
      de la vida de Nerón había habido predicciones de que el Este sería el
      escenario de su futura grandeza: algunas de estas predicciones presen­
      taban a Jerusalén como la sede de su imperio. Para estos autores pro­
      bablemente estos vaticinios, combinados con el hecho de que Nerón
      había establecido relaciones con el rey de los partos Vologeso (Sueto­
      nio, Nerón 57), llevaron a Nerón, cuando vio que su fin se acercaba,
      a concebir la idea de huir y refugiarse entre los partos (Suetonio, Ne­
      rón 47).
         En este mismo ambiente aparece un nuevo Nerón en el Eufrates
      en tiempos de Tito, hacia el año 80 (Zonaras  11,  18). Finalmente en
      torno al año 88 d.C. un tercer pretendiente volvió a aparecer entre los
      partos y casi consigue levantar a éstos contra Roma (Tácito, Historias
      1,2; Suetonio, Nerón 57). Este mito neroniano, firmemente asentado
      en el ambiente pagano, pasó pronto al mundo judío. La fuente judía
      que subyace a Apocalipsis de Juan  17,  12-17, que fue escrita probable­
      mente durante el reinado de Tito, acepta esta expectación y predice la
      destrucción final de Roma por los partos bajo el liderazgo de Nerón,
      quien en este pasaje es llamado «la bestia».
         En  Oráculos Sibilinos 5, 28-34,  compuesto  durante  el imperio  de
      Adriano, la descripción del Anticristo  contiene  todos los  elementos
      mencionados:  así se describe a Nero redivivus y el pasaje  debe haber
      sido compuesto un par de generaciones después de la muerte de Ne­
      rón; luego aparece llamado «serpiente» en un tipo de lenguaje semi-
      mitológico (en lo que encontramos el elemento «Beliap>) y finalmen­


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