Page 29 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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falta le hace al joven dios, es decir, la astucia. Y es que la
métis, la mente inteligente y astuta, permite, en primer lu
gar, maquinar de antemano los acontecimientos para que
ocurran de acuerdo con lo que se desea.
Gea, la gran madre a un tiempo sombría y luminosa,
muda y particularmente locuaz, explica a Zeus que, para
vencer, tiene que aliarse con unos seres emparentados con
los Titanes, pero que no están en el bando de éstos; se re
fiere a los Cíclopes y los Hecatonquiros. Y es que estos
dioses Titanes son divinidades primordiales, que conser
van toda la brutalidad de las fuerzas naturales, y, para ven
cer y someter a las potencias del desorden, es necesario
utilizar la fuerza del desorden. Los seres puramente racio
nales, puramente ordenados, no lo conseguirían. Zeus ne
cesita contar en su bando con personajes que encarnen las
fuerzas de la brutalidad violenta y el desorden apasionado
que representan por antonomasia los Titanes.
Así que Zeus desata y libera a los Cíclopes y los Heca
tonquiros, que a partir de entonces están dispuestos a ayu
darle. Pero no por ello ha terminado el conflicto. Para en
contrar en ellos unos fieles aliados, no sólo necesita
devolverles la libertad de movimiento después de haberlos
sacado de la cárcel nocturna y oscura adonde los había
arrojado Cronos, sino que tiene que darles también la se
guridad de que, si combaten a su lado, tendrán derecho al
néctar y la ambrosía, es decir, a los alimentos que aseguran
la inmortalidad.
De nuevo la alimentación vuelve a tener un gran pa
pel: Cronos, con un apetito feroz, engulló a sus hijos,
eran su alimento; estaba tan preocupado por llenarse la
panza, que, cuando recibió en vez de bebé una piedra,
también la engulló. A los Hecatonquiros y los Cíclopes,
que son de la misma generación que los Titanes, Zeus los
convierte en auténticas divinidades olímpicas concedién-
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