Page 6 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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go  al  que  me  he  dedicado  y  cuya  supervivencia  en  cada
        uno  de  nosotros  se  me  antoja,  en  el  mundo  actual,  más
        necesaria que  nunca.  Me  gustaba también  que esa heren­
        cia le  llegara oralmente,  a la  manera  de  lo que Platón  de­
        nomina  «fábulas  de  nodriza»,  a  la  manera  de  lo  que  se
        transmite  de  una  generación  a  la  siguiente  al  margen  de
        cualquier  enseñanza  oficial,  sin  transitar  por  los  libros,
        para constituir un bagaje  de actitudes y saberes  hors texte:
        desde  las  reglas  de  la  buena  educación  en  el  habla  y  el
        comportamiento, es decir los buenos modales, hasta técni­
        cas  corporales  como  los  modos  de caminar,  de  correr,  de
        nadar, de montar en bicicleta, de escalar...
            Es  cierto  que  mostraba  una  considerable  ingenuidad
        al  creer que  contribuía  a  mantener viva  una  tradición  de
        antiguas  leyendas  ofreciéndoles  cada  noche  una voz  para
        contarlas  a  un  niño.  Pero  recordemos  que  era  una  época

        -me  estoy  refiriendo  a  los  años  setenta—en  que  el  mito
        contaba  con  el viento  a  favor.  Después  de  Dumézil  y de
        Lévi-Strauss,  la fiebre de los estudios mitológicos se había
        apoderado  de  un  puñado  de  helenistas,  del  que  formaba
        parte, y nos habíamos lanzado a la exploración del mundo
        legendario  de la  antigua  Grecia.  A medida  que  avanzába­
        mos  y  nuestros  análisis  progresaban,  la  existencia  de  un
        pensamiento  mítico  de  carácter  general  parecía  cada  vez
        más  problemática,  y  nos  sentíamos  propensos  a  pregun­
        tarnos:  ¿qué  es  un  mito?  O,  más  exactamente,  habida
        cuenta  de  nuestro  campo  de  investigación:  ¿qué  es  un
        mito  griego?  Un  relato,  sin  duda.  Pero  había  que  saber
        cómo  se  habían  constituido,  establecido,  transmitido  y
        conservado esos relatos. Ahora bien,  en el caso griego sólo
        nos han llegado al final de su carrera y en forma de textos,
        los más antiguos de los cuales se encuentran en obras lite­
        rarias pertenecientes a los  más diversos géneros -epopeya,
        poesía,  tragedia,  historia,  incluso  filosofía-,  y,  además,  a

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