Page 61 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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¿Cómo actúa Prometeo? Igual que se hace en el sacri­
          ficio normal griego:  el animal es abatido, despellejado y, a
          continuación, comienza el reparto.  En especial, la primera
          operación  consiste  en  descarnar  por  completo  los  huesos
          largos,  los  huesos  de  las  extremidades  anteriores  y  poste­
          riores,  los  óstea leáka,  que  se  mondan hasta dejarlos  com­
          pletamente  pelados.  Una vez  realizado  este  trabajo,  Pro­
          meteo  junta  todos  los  huesos  del  animal,  los  pone  a  un
          lado y cubre esta parte con  una fina capa de  lardo blanco
          y apetitoso. Ya tiene hecho el primer lote. A continuación,
          prepara  el  segundo.  En  éste,  Prometeo  coloca  todas  las
          kréas, las carnes, lo comestible. Y cubre la carne del animal
          con su piel.  Este lote,  que contiene toda la parte comesti­
          ble  del  animal,  cubierta  por  su piel,  es  colocado  a su vez
          en la gastér de la res, en el estómago, la panza viscosa, fea y
          desagradable a la vista, del buey.
              Así se presenta este reparto:  a un lado,  un lardo blan­
          co y apetitoso que cubre únicamente unos huesos mondos
          y lirondos, y al otro una panza poco apetitosa que lleva en
          su  interior  todo  lo  que  es  bueno  para  comer.  Prometeo
          presenta  las  dos  partes  en  la  mesa  delante  de  Zeus.  De
          acuerdo  con la elección  de  éste se  perfilará la frontera en­
          tre los hombres y los dioses. Zeus mira ambos lotes y dice:
          «Vaya,  Prometeo, tú,  que eres tan listo y tan pillo, has he­
          cho un  reparto  muy desigual.»  Prometeo  le  mira con  una
          sonrisita.  Está claro  que Zeus  se ha dado  cuenta de la tre­
          ta,  pero  acepta las  reglas  del juego.  Le propone ser el pri­
          mero en  elegir,  y Zeus lo acepta. Así pues,  con  un aire de
          absoluta satisfacción,  toma la parte más atractiva, el mon­
          tón  de  apetitoso  lardo  blanco.  Todo  el  mundo  le  con­
          templa  mientras  desenvuelve  el  paquete  y  encuentra  los
          blancos  huesos  completamente  pelados,  Zeus  manifiesta
          entonces  una  ira espantosa contra  aquel  que ha pretendi­
          do engañarle.

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