Page 155 - ¿Y si quedamos como amigos?
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Negó con la cabeza como si yo estuviera desvariando. Yo aún no había reaccionado
cuando él ya estaba en el garage.
Saqué rápidamente una bolsa de brownies del congelador para ofrecérselos a Levi.
Mi mamá siempre decía que es de buena educación llevar algo cuando vas de visita.
Hacía tanto tiempo que no pisaba su casa que me sentía una invitada.
Menos mal que era su mejor amiga…
El padre de Levi parecía agotado cuando abrió la puerta.
—Me alegro mucho de que vinieran —me abrazó con fuerza—. Eres la primera
persona por la que preguntó.
Estuve a punto de dar las gracias, pero me di cuenta de que quizá no fuera la
respuesta más adecuada. Así que decidí preguntar qué tal estaba Levi.
El doctor Rodgers suspiró con la preocupación grabada en el semblante.
—Muy disgustado, claro. Volveremos a examinarlo dentro de una semana, pero es
probable que haya que operarlo. El desgarro del ligamento anterior… —se mordió la
lengua—. Lo siento, estoy hablando como un médico. Básicamente, tendrá que hacer
reposo durante una buena temporada. La recuperación dura varios meses. No volverá a
estar en plena forma hasta seis meses después de la cirugía, como mínimo.
Hice cálculos mentales. Se perdería el campeonato de primavera y no era seguro que
pudiera jugar futbol el próximo año. Con lo mucho que necesitaba pertenecer a un
equipo para sentirse seguro de sí mismo… Por lo menos, si todo iba bien, estaría
recuperado para las últimas carreras durante la secundaria.
Entramos en la cocina y vi a la señora Rodgers sentada a la mesa con Keith y Tim.
Keith me sonrió, pero se quedó helado cuando vio a mi papá.
—Qué tal, chicos —dije yo para despejar el ambiente.
A mi lado, mi papá guardó silencio.
—No pasa nada —le susurré.
Yo ya había demostrado que sabía manejar a Keith. Si alguien debía tener miedo, era
él.
Keith se paró incómodo.
—Fue una caída muy mala —comentó. Tim asintió—. Y te lo juro, Macallan, yo no
tuve la culpa.
—¿Y por qué iba a echarte la culpa? —le pregunté, aunque reconozco que la idea
había cruzado mi pensamiento.
Él soltó un ligero gruñido.
—Bueno, está claro que no te caigo bien.
—¿Y qué te hace pensar eso? —repliqué en tono irónico.
—Macallan —nos interrumpió el padre de Levi—. Está arriba y quiere verte.
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